Desde bebés, los niños intentan comunicarse mediante movimientos, lloros o balbuceos. Podríamos decir que el balbuceo es la primera etapa del lenguaje puesto que con ellos intentan comunicar sus deseos. Como siempre decimos, el desarrollo depende de cada niño pero es probable que a partir del año ya empiecen a pronunciar palabras entendibles.
Una vez más un estudio encuentra beneficios para el bebé si la madre toma ácido fólico antes y durante el embarazo. Hemos hablado muchas veces de su importancia para prevenir defectos del tubo neural, y con ello enfermedades como la anencefalia o la espína bífida. También se relaciona con menos casos de hiperactividad, cardiopatías y parto prematuro. Incluso se le da importancia a que papá tome un suplemento antes de buscar el bebé.
Según un estudio publicado en la revista Developmental Science los titubeos de los adultos antes de decir una palabra ayudan al bebé a aprender. Los investigadores de la Universidad de Rochester se refieren a las muletillas del tipo "eh", "um" y similares que usamos frecuentemente antes de pronunciar una palabra poco usual o nueva, o cuando pensamos en la más apropiada para que la entienda.
En todas las comunidades autónomas españolas se realiza el cribado neonatal auditivo. Se trata de detectar posibles problemas de audición en los recién nacidos, lo que sucede en cinco de cada mil pequeños. Pero una vez detectado el problema, no se contaba con un audífono específico para estos niños. Con motivo de la celebración del 61 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico Facial, se ha presentado el primer audífono en el mundo diseñado especificamente para los menores de 3 años.
En cada idioma utilizamos unos sonidos diferentes pero en todos existe el lenguaje de bebé con el que nos comunicamos con los más pequeñitos. Nos referimos al gugu, tatá y palabras similares. A pesar de ser algo tan extendido, aún no se conocen los mecanismos cerebrales subyacentes. Según un reciente estudio japonés, el sexo, la experiencia y la personalidad influyen en ese lenguaje tan especial que usamos con los bebés que aún no saben hablar (preverbales).
De hecho, empiezan por llorar en respuesta determinados estímulos como hambre, sueño… Después del segundo mes ya emiten grititos de júbilo y gorgoritos, y así poco a poco van evolucionando hasta que aprenden a decir sus primeras palabras. A los seis meses comienza el balbuceo, un gran avance en su función comunicativa y el bebé aprende los turnos de la conversación: el bebé grita, la mamá contesta y el bebé emite otro sonido.
El mundo de la ciencia y la medicina siguen trabajando a la par a fin de llegar a la raíz exacta de aquellas enfermedades que, con cierta frecuencia, se repiten entre los recién nacidos de todo el mundo. Si bien es imposible, de momento, erradicar estos trastornos antes del nacimiento, sí podemos mejorar su tratamiento con un diagnóstico temprano y de este modo empezar a tratar como se merece a nuestro bebé desde los primeros meses de vida.
Cuando un bebé llega al mundo todo es nuevo para él. A los pocos minutos empieza a entender lo que le gusta y lo que no, que tiene hambre, que está incómodo, que quiere dormir… aunque todavía no sepa en realidad lo que es y cómo se llama. Sin embargo, sí que tiene la necesidad de hacerse entender cuando algo le pasa, se llame como se llame, y la única manera que tiene de hacerlo es a través del llanto.