La infertilidad provoca depresión en el 10.1 por ciento de las mujeres que recibe tratamiento hormonal previo a la extracción de ovocitos, requerida para su fecundación in vitro. Pero el porcentaje aumenta considerablemente si de lo que se habla es de ansiedad. La sufre el 22.2 por ciento de estas mujeres.
Según un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania, las madres con depresión podrían llegar a alterar el sueño de sus bebés, buscando el consuelo emocional que les ayude a calmar ese estado depresivo.
Hay enfermedades que deben ser tratadas con fármacos incluso cuando la mujer está embarazada, aunque se sepa que el medicamento podría afectar al desarrollo fetal. Son los casos en que el riesgo de interrumpir el tratamiento es superior al riesgo de los efectos del medicamento. Una de estas patologías, solo en algunos casos, es la depresión.
No es la primera vez que hablamos de la depresión paterna y como puede afectar al hijo. Nuevas investigaciones confirman la relación, lo que debe servir de aliciente para buscar ayuda si detectas los síntomas en ti mismo o en tu pareja.
Una investigación que se realizó tomando a 1300 madres, analizando su comportamiento durante una década, ha concluido que aquellas que trabajaban tenían mejor estado de salud, además de contar con menos índices de depresión y el tiempo parcial que emplean para interactuar con sus hijos es de mejor calidad y mejor para los pequeños.
Siempre se ha comentado que los hábitos de la madre e incluso su estado de ánimo, puede tener consecuencias en el feto. Ahora un estudio lo puede demostrar. El feto se desarrolla recibiendo constantemente mensajes de su madre. Desde los latidos de su corazón hasta las señales químicas que recibe a través de la placenta.
Cuando tenemos hijos reaccionamos de tres maneras diferentes dependiendo de nuestra personalidad, familia y resto de condicionantes. Unas madres dediden retirarse temporalmente del mercado laboral y otras deciden compaginar ambos mundos. Las primeras son más propensas a la depresión, algo comprobado en varios estudios y que según la investigadora Katrina Leupp, se puede explicar porque "el empleo es beneficioso para la salud de la mujer". Incluso cree que hay algo de cierto en la frase: "Las madres que se quedan en casa tienen el trabajo más difícil del mundo".
El inicio de la lactancia materna no es, en muchos casos, tan bonito como nos lo venden. Lo más habitual es que madre e hijo necesiten un periodo de adaptación que dura más o menos según cada caso. Lo normal es que se supere y se consiga una lactancia satisfactoria. Según un estudio las mamás que tienen problemas en esos primeros días son más propensas a tener depresión postparto.
La depresión postparto representa en una de cada siete mujeres y recientemente se supo que también la padece uno de cada diez padres. Por medio de una nueva investigación se supo lo que sufren los padres con el nacimiento de sus hijos.
Aún cuando los bebés son tan pequeñitos que todavía gatean, los padres con depresión podrían tener comportamientos muy poco adecuados e incluso peligrosos, como usar el castigo físico o ser descuidados en su atención. La irritabilidad que a menudo acompaña a la depresión puede ser la causa del aumento de azotes.
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