Con la bajada de temperaturas, además de que nuestro cuerpo necesita refugiarse bajo capas de lana y abrigo, también nuestro estómago busca esas recetas, de la cocina tradicional, que nos ayudan a templar nuestro estómago. Vamos dejando a un lado los platos fríos para ir introduciendo la cuchara, los menús algo más contundentes y esas otras recetas que nos mantengan con energía durante todo el día.
Vamos a seguir ofreciéndoos recetas muy nutritivas, suaves y especialmente dedicadas al bebé y a sus primeras comidas. Tomándolas en forma de crema, nuestro niño va a ir acostumbrándose, poco a poco, a la textura, nueva para él, pero que le va a ir abriendo camino para iniciarse en la masticación. Conseguir aceptar la cuchara es un paso muy importante, y si lo hacemos sin traumas, mejor que mejor.
Una vez que nuestro bebé ya va probando sabores nuevos, es importante que le ofrezcamos una buena variedad de los mismos, a fin de que su paladar se vaya acostumbrando. Afortunadamente vivimos en un país donde podemos disfrutar de una gran variedad de frutas y verduras frescas a diario, consiguiendo que nuestra mesa pueda lucir distinta cada día y nuestro estómago, totalmente satisfecho y sin limitaciones.
Existen en el mercado una serie de cremas de progesterona natural que, según se comercializan sirven para aumentar la producción de progesterona en el cuerpo femenino, y de este modo evitar ciertos trastornos. Se venden como remedios infalibles para la menopausia, avivar el deseo sexual, regular la menstruación o ayuda para encontrar el embarazo en el caso de dificultades o infertilidad. Algo que, científicamente, no se ha demostrado.
Las primeras comidas del bebé son fundamentales para que su paladar se vaya educando a nuevos sabores, texturas y empiece a educarse en la necesidad de una dieta equilibrada donde los nutrientes y las vitaminas sean la base principal. Frutas, verduras, carnes y pescados serán, a partir de ahora, los nuevos ingredientes que, poco a poco, y bajo las directrices que nos marque el pediatra, irán incorporándose en su alimentación.
Y seguimos buscando apetitosas recetas para que nuestro bebé se inicie en nuevos sabores y texturas. Una vez ya hemos ido introduciéndole sus primeras papillas y cremas de frutas, es el momento de iniciarle en la aventura de la comida salada. Hay muchos niños que se muestran reacios ante este cambio, pero también es cierto que otros muchos lo reciben con verdadera alegría, tanto es así que disfrutan mucho más en la mesa con esta variedad que con sus antiguos sabores.
Las cremas suelen ser una buena opción para cuando nuestro bebé empieza a comer alimentos sólidos pero todavía no tiene dientes para poder masticarlos bien. A fin de evitarnos atragantamientos y sustos innecesarios, una buena idea es convertir su comida en un fino puré con el que sabemos que lo estamos alimentando correctamente y con total seguridad.
Es importante que las primeras comidas de nuestro bebé tengan una textura suave, ligera y sin ningún tipo de grumos, a fin de ir acostumbrando, de forma paulatina, a nuestro pequeño a la importante tarea de la masticación. Por eso, esas primeras comidas, ya en plato, suelen ser unas deliciosas cremas. Ya hemos visto como aportarle energía sin peligro con una crema de nueces u ofrecerle una tradicional crema catalana.
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