El valor de la corresponsabilidad entre padres y educadores

La corresponsabilidad familiar muestra la importancia de la implicación que los progenitores adoptan en el cuidado y educación de los hijos. Sin embargo, la corresponsabilidad como forma de colaboración también se traslada más allá del hogar. De este modo, surge una alianza compartida con la escuela infantil.

Es decir, cuando padres y madres mantienen una comunicación bidireccional con educadores y maestros, forman un equipo. Y esa red de apoyo, diálogo y encuentro repercute positivamente en el bienestar del menor.

Familias y escuelas: unidos en el cumplimiento de objetivos comunes

La casa y la escuela representan dos de los espacios más representativos de la rutina diaria. Entornos que aportan protección, seguridad y armonía. Cada uno puede analizarse de forma independiente, puesto que posee unas características propias. Sin embargo, también es posible establecer una vinculación entre entornos distintos pero complementarios.

Cada uno de esos espacios, a su vez, puede experimentar cambios significativos. Y los cambios de un ámbito también pueden trasladarse al otro. Por ejemplo, cuando el niño está inmerso en el periodo de adaptación a la escuela infantil, las familias reciben orientación y acompañamiento para apoyar al peque en esa fase de transición. Del mismo modo, existen otros cambios del hogar que pueden influir en el niño como, por ejemplo, una separación, la muerte de un ser querido o una mudanza por motivos de trabajo.

Cualquier cambio, incluso cuando este factor está motivado por una razón positiva, requiere de una adaptación. La incomodidad que el niño puede experimentar ante la adaptación al cambio se simplifica y se reduce cuando existe una verdadera corresponsabilidad entre los progenitores y los educadores.

Efectos de la corresponsabilidad en el ámbito educativo

Las escuelas desarrollan una labor que produce una huella trascendente en la sociedad. No solo ofrecen una formación integral, sino que también apoyan a padres y madres que se encuentran ante el reto de educar a sus hijos.

De este modo, además de las reuniones periódicas que el centro programa a lo largo del curso para compartir novedades sobre la evolución del niño, también surgen iniciativas que ofrecen recursos y herramientas para las familias. Los talleres de formación para padres y madres crean espacios para el encuentro y el diálogo. Las dificultades de comunicación entre familias y centros influyen negativamente en la comunidad educativa.

Por el contrario, la corresponsabilidad entre ambas partes crea una cohesión y un sentido de pertenencia. Cuando los cimientos de la colaboración entre familia y escuela se debilitan, surgen interferencias en el diálogo. La visión de la realidad familiar se amplía con la perspectiva de las observaciones llevadas a cabo por los educadores de la escuela infantil. Del mismo modo, las valoraciones de los profesionales del centro no deben dejar en un segundo plano las aportaciones y experiencias que las familias añaden desde su perspectiva.

La colaboración entre familia y escuela, del mismo modo, impulsa la corresponsabilidad familiar. Favorece la implicación de padres y madres en la vida del centro y en la asistencia a las reuniones convocadas a lo largo del curso.

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