La cromoterapia: el poder beneficioso de los colores (I)

La cromoterapia: el poder beneficioso de los colores (I)

Escrito por: Sacra    23 julio 2009     2 minutos

A pesar de que, en las últimas décadas, el mundo científico se ha rendido ante la idea comprobada del efecto de los colores sobre el ser humano, esta técnica milenaria ya se utilizaba en el antiguo Egipto y la China Imperial. Entonces utilizaban una extensa gama de pigmentos y tinturas para aliviar ciertos males. El rojo, por ejemplo, era una estimulante físico y mental; el naranja para tratar los pulmones, el amarillo para estimular el sistema nervioso y el azul para los resfriados o la fiebre del heno.

De forma consciente o inconsciente, elegimos los colores en función a las necesidades energéticas, anímicas o físicas que tenemos ese día. Por ejemplo, si elegimos un prenda naranja, significa que estamos faltos de energía. Así lo manifiesta el doctor Fausto Pagnamenta que es un reconocido pediatra suizo que ha investigado sobre el poder de curación de los colores en los bebés y niños.

Pero los colores no entran, solamente, por la vista. Según otras investigaciones realizadas por el biofísico alemán Fritz Albert Popp, hoy sabemos que cada célula viva emite una ligerísima radiación que produce diferentes luces, llamadas biofotones. Así, el bebé, segundos después de su nacimiento, ya capta los colores que hay a su alrededor por medio de las células receptoras que tiene en la piel. Es decir que el bebé no ve los colores si no que los absorbe. Por eso, según los especialistas, la toquilla ideal para arropar al bebé, entre otras cosas, debe ser azul, verde o tonos pastel.

Aunque pudiera parecer un tema de ciencia ficción, es cierto que han sido mucho los científicos que han dedicado su trabajo a analizar el efecto de los colores en los seres humanos y, sobre todo, en los niños. Un grupo de investigadores de la Universidad de Alberta, en Estados Unidos, reclutó a un grupo de niños, algunos invidentes, que tenían problemas de hiperactividad. Redecoraron el aula donde trabajaban y pasaron del azul y amarillo a los tonos marrones, beige, blanco y, además, eliminaron los tubos fluorescentes. En poco tiempo, todos los niños, mejoraron su conducta. De hecho, la ictericia en los recién nacidos se cura tan solo con la exposición ante una luz azul. Esto es debido a que la bilirrubina, ante el efecto de este color, la vuelve soluble y el bebé la elimina en la orina o en las heces.

Vía | Crecer Feliz