3 tipos de rabietas en niños y niñas: explicación y ejemplos

Las rabietas de los niños pueden percibirse a través del comportamiento, las reacciones emocionales o la comunicación. Sin embargo, aunque es posible identificar distintos factores en esas situaciones, cada proceso está causado por un elemento específico. En definitiva, se produce en un contexto propio. ¿Qué tipos de rabietas experimentan los niños?

1. Aquellas que están vinculadas con el cansancio (u otra necesidad básica)

El agotamiento también influye de forma negativa en la paciencia y estado de ánimo del adulto. Por este motivo, las situaciones de cansancio incrementan el riesgo de rabietas en niños que se sienten desbordados por la falta de descanso.

En definitiva, es una respuesta que se alinea con una necesidad esencial en la infancia. Es decir, las rabietas que están vinculadas con el cansancio transmiten una información clave en torno a cómo se siente el niño.

Pues bien, conviene señalar que existen otras situaciones que también pueden relacionarse con necesidades básicas que potencian el bienestar infantil. La sensación de hambre es un ejemplo de ello.

2. Rabietas causadas por normas que marcan un límite ante un deseo

Tolerar la frustración es un proceso de aprendizaje gradual que se fortalece por medio de distintas experiencias. En ocasiones, es difícil aceptar una norma o un límite porque esa información rompe directamente con la expectativa de un deseo personal. Por ello, algunas rabietas expresan una emoción incómoda: la frustración.

Con frecuencia, la interpretación sobre el origen de una rabieta se centra en el plano del contexto. Es decir, esta lectura de la situación analiza aquello que ha ocurrido. Pero una rabieta tiene una dimensión interna como muestran las emociones que vive el niño durante el proceso. Pues bien, el niño no solo puede sentir frustración, sino también ira o rabia.

¿Qué normas marcan un límite a los deseos del niño? Por ejemplo, cuando está jugando en el parque y llega el momento de volver a casa, tal vez quiera prolongar ese momento de ocio. Lo mismo ocurre cuando pide un juguete nuevo, pero el entorno no cumple con su expectativa de forma inmediata.

3. Rabietas causadas por factores que producen un efecto de acumulación

Existen variables que, cuando se analizan de forma aislada, tal vez no presenten una dimensión significativa. Sin embargo, cuando varios ingredientes se interpretan desde la perspectiva de la acumulación, adquieren una dimensión más notable.

Quizá el último elemento no ha sido el más importante en apariencia, pero ha desencadenado la rabieta como consecuencia de un efecto acumulativo. En ocasiones, tienen un efecto explosivo que se caracteriza por su fuerza y su alto nivel de intensidad. Por tanto, existen distintos tipos de rabietas que pueden experimentar los niños durante la infancia. Generalmente, las rabietas tienden a reducirse a partir de los 4 o 5 años aproximadamente (aunque eso no significa que desaparezcan para siempre).

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