Las firmas de potitos infantiles están de enhorabuena ya que el último grito en dietas es la del bebé. Un esquema alimenticio a base de los purés envasados destinados a los más pequeños de la casa. Ahora son también para los más mayores que quieran cuidar su cuerpo.
Según un estudio, la llegada de un bebé a la familia hace que los hábitos consumistas de la misma cambien de manera drástica buscando mayor calidad y confianza en las marcas que compran. Esto se nota principalmente en la nevera, ya que la alimentación de sus pequeños es una de las cosas que más preocupa a los papás.
Ya sabemos lo difícil que resulta a veces que coman los niños. En especial cuando abandonan los purés para comer lo mismo que papá y mamá. De ahí que la imaginación es muy importante a la hora de elaborar los platos para los más pequeños de la casa, con el objetivo de que no se aburran con la comida. También podemos mezclar sabores que a priori nos puede parecer que no tienen nada que ver pero que pueden dar un buen resultado. Es la magia de la cocina.
La dieta es uno de los cuidados principales durante el embarazo. Debería mantenerse una dieta equilibrada en la que no falte ningún grupo alimentario, aunque cada uno en la proporción adecuada. El agua es el complemento imprescindible y tendríamos que consumir al menos dos litros diarios. Cuanto más alto esté un alimento en la pirámide alimentaria, menor debería ser la cantidad consumida.
Todos conocemos de la importancia de la fruta dentro del menú en el ser humano. Se trata de uno de los primeros alimentos que incluimos en la dieta del bebé una vez inicia su andadura dentro de la alimentación sólida y es básica para su desarrollo físico e intelectual. Es vital que, desde bien pequeños, le acostumbremos a comer varias piezas de fruta al día, de este modo le estaremos educando para comer equilibradamente y así evitar los problemas posteriores que trae una alimentación deficiente.
A pesar de la gran variedad que podemos ofrecerle a nuestro bebé en las papillas de sus primeros meses de vida, lo cierto es que hay veces que acabamos siendo repetitivas, como si la imaginación acabara por agotarse y la enorme variedad de alimentos de los que podemos echar mano, se limitaran a los tres o cuatro de siempre. Es aquí cuando tenemos que pensar que es entonces cuando estamos educando el paladar de nuestro niño y ayudándole a probar nuevos sabores y texturas que, más tarde, serán vitales para su desarrollo alimentario.
De todos es conocidas las enormes cualidades y valores nutritivos que contiene la fruta y el pescado, junto con las verduras, son alimentos necesarios que deben convertirse en habituales en el menú de nuestro bebé. Pero ahora, además, se ha conocido los resultados de un estudio realizado por la Facultad de la Salud Pública de la Universidad de Harvard, que el consumo de frutas y pescado ayuda a combatir los síntomas del asma infantil.
La fruta suele ser el primer alimento distinto de la leche que toma un bebé. No siempre les gusta, de hecho lo normal es que la rechacen y sea una tarea a la que tenemos que dedicar, por lo menos, imaginación. Pensándolo un poco no es dificil entender el motivo de este rechazo, el primer alimento, la leche materna, es muy dulce y pretendemos que acepten el ácido con el mismo agrado.
Investigadores canadienses creen que los carotenoides podrían disminuir el riesgo de parto prematuro. Los carotenoides son pigmentos orgánicos que se encuentran de manera natural en las plantas. Dan una variedad de color del amarillo pálido al rojo oscuro, pasando por el naranja, a frutas y verduras. Entre más de 5.300 mujeres canadienses, los investigadores comprobaron que la mitad de las que tenían altos niveles de carotenoides en sangre, tuvieron menos riesgo de tener un bebé prematuro.
Sólo ha sido una décima de segundo, el gesto involuntario de un sutil parpadeo o ese leve e inoportuno descuido de mirar hacia otra parte justo cuando el puré aparece esparcido por la mesa. Los niños aprenden jugando y, dentro del amplio mundo del juego y la enseñanza, está la parte divertida de aprender a comer. Por eso es inevitable, por mucho que nos empeñemos, que las cucharas vuelen, las verduras acaben formando un lindo estucado en la pared de la cocina o el plato ruede y caiga sin más horizonte que el suelo.
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