Compartir habitación en la infancia: beneficios a largo plazo

Compartir habitación es una experiencia frecuente entre hermanos. Los beneficios que se derivan de esta circunstancia pueden analizarse también en el largo plazo. Es decir, más allá de la practicidad o la dimensión emocional de esta medida, es un contexto que genera un valor añadido en el futuro. ¿Qué beneficios aporta compartir habitación durante la infancia?

1. Se valora más el momento en el que se conquista un espacio propio

Cuando dos o más hermanos comparten una misma habitación, cada uno tiene su propio lugar en el entorno. Es decir, también posee un espacio propio. Sin embargo, ese entorno está en constante conexión con un escenario común. Por ello, la experiencia de compartir dormitorio aporta valor y significado a ese momento en el que el hijo tiene su propio dormitorio.

2. Recuerdos que perduran

Un dormitorio común se convierte en un entorno de confidencias, anécdotas y convivencia. Un universo en el que los hijos crean nuevos recuerdos antes de dormirse. Es decir, más allá de la rutina, el contexto se renueva cada día con nuevas vivencias. Se crea un entorno entre iguales en el que los padres no están permanentemente presentes.

3. Adaptación al cambio y gestión de las dificultades

Compartir habitación durante la infancia, al igual que cualquier otra experiencia, no solo ofrece ventajas, sino que también surgen algunos inconvenientes. No siempre es fácil alinear la realidad concreta de cada niño con una rutina común. Sin embargo, esas desventajas también proporcionan un valioso aprendizaje en el futuro.

Facilitan la adaptación al cambio y la gestión de las dificultades porque los niños tuvieron la oportunidad de desarrollar su propia flexibilidad ante las circunstancias externas.

4. Una base que fortalece el vínculo y la confianza a largo plazo

Evidentemente, la calidad de la relación no depende, únicamente, de este factor. Sin embargo, cuando esta experiencia se une a otras variables positivas que crean un vínculo de confianza entre los hermanos, compartir habitación adquiere un significado esencial en el futuro como fuente del recuerdo inagotable que dejó una etapa tan importante de la vida.

5. Educación en valores

¿Cómo integrar la perspectiva de los valores en la educación de los niños? A través de la experiencia práctica. Es decir, por medio de situaciones en las que los niños pueden ejercitar esos ingredientes. Pues bien, compartir habitación en la infancia potencia la colaboración, respeto y la humildad.

Cuando los padres reflexionan sobre las ventajas y los inconvenientes de decorar un dormitorio compartido, se centran en el corto plazo. Con frecuencia, la decisión final tiene una perspectiva totalmente práctica. Así sucede cuando la medida se alinea con la necesidad de aprovechar el espacio disponible en un piso con pocas habitaciones. Pues bien, conviene señalar que esta experiencia, en realidad, tiene una dimensión más a largo plazo. En consecuencia, genera frutos que perduran más allá de esa etapa.

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