6 causas de aburrimiento en parejas con hijos pequeños

La experiencia del aburrimiento frecuente, que se vive como una forma de desconexión con el otro, surge en diferentes etapas de la vida en pareja. En ocasiones, esta vivencia se contextualiza en el periodo posterior a la formación de una familia. Es decir, afecta a padres y madres con hijos pequeños. En Uno más en la Familia reflexionamos sobre las causas que pueden potenciar esa sensación.

1. Conversaciones que giran en torno a los niños

Aunque el vínculo de pareja es previo a la creación de una familia, el nacimiento de un bebé transforma la rutina de quienes adoptan una nueva gestión del tiempo. También es habitual que la comunicación sobre temas relacionados con el cuidado y la conciliación, desplacen otras cuestiones específicas de la relación sentimental.

Es decir, si las parejas se familiarizan con un nuevo estilo de vida, en donde todo parece girar alrededor del bebé, los planes para dos, aunque a priori puedan parecer muy deseados, en algunas ocasiones se convierten en una fuente de aburrimiento.

2. Falta de tiempo para uno mismo

La formación de una familia influye directamente en la gestión del tiempo y en la rutina cotidiana. El ritmo de los días parece no dejar espacio para los planes de pareja, pero tampoco para uno mismo.

Es decir, el rol de padre o madre se convierte en la faceta principal durante un periodo significativo, hasta el punto de que, a veces, deja en un segundo plano otras áreas personales que son muy relevantes.

3. Sensación de estancamiento

Las expectativas previas a la formación de una familia se redescubren desde una mirada más real cuando ese momento se materializa en el presente. La alegría, la ilusión y el compromiso que se desarrollan durante esa nueva etapa, también pueden convivir con la añoranza de otros aspectos de capítulos anteriores que, en ocasiones, parecen tan lejanos.

La sensación de estancamiento no hace referencia a la percepción general que el sujeto tiene de su situación actual. Sino que se traslada a un plano concreto como, por ejemplo, a la relación de pareja.

4. Evolución diferente

Que dos personas hayan formado una familia no significa que evolucionen al mismo ritmo y en la misma dirección. Tal vez necesiten acompasar sus pasos para reencontrarse, alcanzar acuerdos y no caer en el individualismo.

Y las diferencias en torno a la posición de cada uno son más visibles puesto que, en este momento, las parejas se conocen desde una perspectiva más amplia y toman decisiones que tal vez nunca habían valorado previamente.

5. Una rutina muy exigente

Tal vez haya numerosos planes y proyectos que se posponen para el futuro. El corto plazo puede estar marcado por el contacto habitual con la responsabilidad, el compromiso, la exigencia, la planificación del tiempo, la ocupación continua (y la falta de improvisación).

6. Unos cimientos que se debilitan

El nacimiento de un hijo no representa un fortalecimiento de la relación de forma necesaria. En ocasiones, ocurre lo contrario, especialmente, si la base previa no era lo suficientemente sólida entre ambos.

El aburrimiento es una sensación frecuente en parejas con hijos pequeños. Sin embargo, no es lo mismo experimentar este síntoma en momentos puntuales que de forma recurrente. El significado de este estado no es general en todos los casos.

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