Una de las peores cosas que podemos hacer es automedicarnos, pero si además esta decisión totalmente arbitraria y descabalada la llevamos a cabo con un bebé, entonces ya estamos rallando, casi, el delito. La medicina no es un juego al que todos accedemos por sabiduría popular, ni siquiera por consejos de los vecinos. Tomar medicinas es algo muy serio y que lleva en ello nuestra salud.
De sobra sabemos que la alimentación que tomamos durante el embarazo es fundamental para nuestra salud y, especialmente, para la de nuestro bebé. Existen ciertos nutrientes que nunca deben faltar en nuestra dieta ya que van a determinar que nuestro pequeño nazca con algún tipo de carencia en su organismo, incluso en casos más graves puede afectar de forma considerable a su desarrollo, tanto físico como mental.
Una investigación ha demostrado que los padres que tenían testículos de menor volumen se encuentran más vinculados en el cuidado de sus hijos. Debemos tener en cuenta que no todos los hombres reaccionan de la misma manera frente al cuidado de sus pequeños.
Aquí en nuestro país nos resulta inconcebible que aquellos niños que acuden a la escuela antes de la edad de 6 años, tengan que ser sometidos a distintas pruebas o exámenes durante su estancia en la escuela infantil. Pero según los expertos, estas pruebas ayudarían mucho a la hora de valorar el desarrollo mental de nuestro bebé y alentar sus capacidades intelectuales.
Ya hemos visto como dejar los pañales y aprender a controlas los esfínteres no es una tarea que resulta igual para todos. Lo que consiguen unos de forma muy rápida, otros en cambio les cuesta un poquito más. A veces los padres tenemos que buscar al "dios de la paciencia" para que esta tarea resulte lo menos dolorosa posible, y es que en todo cambio hay una gran parte de lucha.
Es evidente que la crisis económica que estamos viviendo en Europa desde hace más de cinco años, está causando estragos a todos los niveles. Si hasta entonces las parejas preferían esperar unos años debido a sus trabajos, ahora nos encontramos en el extremo totalmente opuesto, ya que con tal índice de paro, y las pocas expectativas de conseguir un trabajo, tener un hijo se ha vuelto, casi, en todo un lujo.
Afortunadamente la mortalidad infantil se redujo a la mitad desde el año 1990, en ese año morían 12 millones de niños en todo el mundo, en la actualidad la cifra ronda los 6 millones. Si bien el número es alto y aún queda mucho por hacer la reducción es notable y alentadora.