A los seis meses, el bebé sabe lo que está bien y lo que no

A los seis meses, el bebé sabe lo que está bien y lo que no

Escrito por: Mónica M. Bernardo    28 mayo 2010     2 minutos

Pese a que cuando vemos a un bebé recién nacido pensamos que éste es ajeno a todo lo que le rodea, y que la inocencia es su máxima durante sus primeros años de vida, no es así. Recientes investigaciones han puesto de manifiesto que los bebés son capaces de reconocer y distinguir el bien del mal, incluso con tan sólo seis meses.

Yendo aún más lejos, consideran que venimos de fábrica con un código ético y moral que, como todo, es preciso desarrollar; pero lo traemos de serie. Por tanto, cuando hagas algo que no esté del todo bien delante de tu bebé, tienes que ser consciente de que lo sabe y te ha pillado por lo que luego te será más difícil decirle que eso no se hace o que está mal.

La última investigación que ha llegado a esta conclusión ha sido la realizada por el equipo de Paul Bloom, un psicólogo del Infant Cognition Center de la Universidad de Yale, Connecticut, Estados Unidos.

En la investigación se utilizó la capacidad de diferenciar entre comportamiento útil e inútil como indicador del juicio moral. Para ello se mostró, en repetidas ocasiones, a los bebés de entre seis y 10 meses unos sencillos espectáculos marionetas de madera. Este teatrillo mostraba a una bola roja que quería subir una colina. En ocasiones, un triángulo amarillo la ayudaba pero a veces fracasaba por culpa de un cuadrado azul.

Tras verlo varias veces, se pedía a los bebés que escogieran una figura, que eligieran un personaje. El 80 por ciento se quedó con la figura útil, «escogieron al buen tipo», asegura el investigador principal. Esto viene a demostrar, según Bloom, que los bebés no vienen al mundo como si fueran un lienzo en blanco como se ha teorizado.

El mismo experimento anterior se realizó con un perro que quiere abrir una caja mientras que un oso le ayuda y otro lo intenta impedir. La mayoría de los bebés eligió al peluche colaborador.

Finalmente, a bebés de cinco meses les mostraron a un gato con una pelota que, en ocasiones la pierde. Entonces un conejo la recupera y se la devuelve y otro la roba y se la lleva. Los niños preferían al conejo colaborador. Los bebés más mayores incluso dieron un manotazo al conejo malo.

A modo de conclusión, el estudio esgrime que mejor que esforzarse en enseñar a un niño el bien y el mal, es mejor comportarse bien porque los niños imitan lo que ven.

Vía | ABC
Foto | valentinapowers en Flickr