No sin mi hijo, por favor

No sin mi hijo, por favor

Escrito por: Mónica M. Bernardo    6 diciembre 2009     2 minutos

Últimamente hay una idea que me ronda por la cabeza que no me deja casi conciliar el sueño. Seguro que para muchos de vosotros os parecerá una tontería, pero a mí me tiene preocupada.

Hablo de dar a luz y regresar a casa con los brazos vacíos y el corazón encogido por haber tenido que dejar a mi bebé ingresado en el hospital. Sé que es algo que ocurre con cierta frecuencia por diferentes motivos, pero a mí me rompe el alma.

Ya me ocurrió con mi primera hija. Nació muy pequeña y, como les ocurre a casi todos los bebés, durante los primeros días en el hospital perdió aún más peso. Recuerdo perfectamente que me pasé su segunda noche de vida poniéndola al pecho cada poco y explicándole que tenía que comer que asi no nos separarían.

Ahora, embarazada de mi segundo retoño me vuelve a asaltar el mismo sentimiento. Hace unos días, el ginecólogo nos comentó que el bebé viene igual o quizá, incluso, un poco más pequeño que el primero. Y me estoy volviendo loca con la misma idea que os comentaba.

Insisto, sé que es normal y que ocurre con frecuencia, pero no concibo tener que separarme de mi hijo nada más nacer y dejarlo en la soledad del hospital. Menos aún tenido otra hija a la que le debo de dedicarle mil atenciones, lo que no me dejará quedarme a los pies de la cama del recién nacido día y noche.

Sólo espero que coja algo más de peso y que recupere pronto en el hospital para que no se cumplan las tribulaciones que hoy por hoy me quitan el sueño. Desde luego sé que si se queda en el hospital es por su bien y que la van a tratar de forma inmejorable, pero también estoy convencida de que nunca podrá estar mejor que en el regazo de su madre junto a su familia que tanto desea verle ya la carita.

No es más cierto que si, finalmente, eso ocurriera debo pensar que al menos a mi bebé sólo le faltan unos gramos no tiene ninguna enfermedad que le impida salir adelante y llevar una vida feliz. Siempre hay gente peor que nosotros, pero muchas veces no podemos verlo.

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