El asma afecta al 10 por ciento de la población mundial, y es la enfermedad crónica más frecuente de la infancia. Se caracteriza por una sensibilidad exagerada de las vías aéreas (bronquios), que ante diferentes estímulos (alergenos) se inflaman y obstruyen el paso del aire. Es justamente esa inflamación la que le da origen a los silbidos en el pecho (silbilancias), a la tos y a la sensación de falta de aire (disnea) que son los clásicos síntomas del asma.
El asma bronquial es una de las enfermedades que pueden complicar un embarazo. Con un buen control los riesgos para la madre y el feto se minimizan hasta compararse con el de las madres no asmáticas. Sin embargo, sin el adecuado control y prevención, el asma materno aumenta el riesgo de hipertensión arterial gestacional, preeclampsia, hiperemesis gravídica, placenta previa, hemorragia vaginal y parto complicado.
A los niños les encanta el agua y no nos resistimos a llevarles a la piscina que tengamos más a mano. Si lo hacemos con demasiada frecuencia con los bebés menores de dos años o con aquellos que tienen predisposición a sufrir alergias, podemos perjudicar la salud del niño. Un estudio realizado por la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica, relaciona el cloro de las piscinas con la aparición de enfermedades pulmonares en bebés.
La conveniencia o no de tener mascotas en casa cuando nace un bebé es algo largamente debatido y para lo que hay múltiples opiniones. Ayer en Faunatura se hacían eco de un interesante estudio sobre las mascotas, los bebés y las alergias.
Científicos españoles han realizado un estudio para saber la influencia que puede tener la ingesta de paracetamol en el embarazo en el desarrollo del niño. Para realizar la investigación, estudiaron a más de 1.700 niños de entre tres y cinco años. Y tuvieron en cuenta el consumo de esta medicina durante los nueve meses de embarazo de sus madres.
La atopia es la predisposición genética a desarrollar manifestaciones alérgicas. Si el niño es hijo de dos padres alérgicos tiene el 80 por ciento de posibilidades de sufrir dicha alergia, el 50 si uno de los padres está sensibilizado y el 14 por ciento si no hay antecedentes. En cualquier caso la aparición puede retrasarse si alejamos al bebé del contacto con los más poderosos alérgenos.
Según un estudio de la Universidad de California publicado en el último número de la revista Thorax, los bebés nacidos en otoño e invierno triplican la posibilidad de sufrir dificultades respiratorias. Dichas dificultades pueden ser precursoras del asma y pueden aparecer en edades tan tempranas como los dos años.