La relactación: qué es y cómo practicarla

La relactación: qué es y cómo practicarla

Escrito por: Laura    7 septiembre 2020     5 minutos

La relactación se recomienda en en casos de mastitis, ingurgitación mamaria o dolor mamario y permite a la madre recuperar la producción de leche

Puede que la lactancia no acabe siendo como te la habías imaginado. De hecho, si has hablado con un número suficiente de madres de tu entorno, habrás eliminado ese posible halo idealizado en el que la habías envuelto. Es cierto que es un momento de total conexión con tu bebé, pero para sentirlo así deben darse las circunstancias adecuadas: ni sentir dolor por pezones agrietados o problemas similares, ni que el bebé llore porque se queda con hambre, ni que haya falta de apoyo en el entorno, etc.

Son numerosas las dificultades que una madre puede experimentar para dar el pecho, desde la mastitis al pezón plano o invertido pasando por la ingurgitación mamaria, dolor mamario o las mencionadas grietas. La alternativa rápida y fácil es recurrir a la leche de fórmula, pero entonces se estará privando al bebé de todos los beneficios de la leche materna. Que conste: no te juzgamos, simplemente te invitamos a meditar bien tu decisión.

En la mayoría de los casos, habrá soluciones eficaces para atajar el problema y poder continuar con la lactancia, e incluso si esta se pierde por completo o parcialmente todavía hay opción de recuperarla. Esto último es gracias a la relactación, una práctica de la que te hablamos en este post.

Qué es la relactación o lactancia inducida

En su guía sobre el uso de relactador, del que también te hablaremos, la web especializada Sacaleches.eu explica que la relactación es un procedimiento que permite a la madre recuperar la producción de leche, en caso de que la cantidad haya disminuido por completo o en buena medida. Se le llama también sistema de nutrición suplementaria, por lo que al profundizar en ella verás con frecuencia las siglas SNS.

Relactador leche materna

La relactación permite proporcionar leche materna y artificial al mismo tiempo mientras el bebé succiona directamente del pecho. Se nutre del seno, pero también de un contenedor de leche del que salen dos pequeñas sondas cuyos extremos se colocan sobre el pezón. De esta forma, cuando el bebé succiona obtiene la leche fórmula que se utiliza como suplemento, a la vez que estimula el pecho para activar la producción.

Un relactador no solo se usa cuando la madre biológica ha visto interrumpida o reducida su producción, como sucede con los bebés que han perdido peso. También usan el sistema de nutrición suplementaria quienes se han sometido a una cirugía mamaria (mastectomía), las mujeres que han adoptado, las que necesitan reeducar a sus bebés para que succionen correctamente y las que tienen hijos con problemas de succión débil. Este último suele ser el caso de niños prematuros, con labio leporino o con síndrome de Down, entre otros casos.

Cómo usar el relactador

El relactador, decíamos, consta de un contenedor donde se introduce la leche de fórmula, del que parten dos pequeñas sondas que se colocan sobre el pezón. El niño, al succionar, toma la leche directamente de este, pero también estimula el pecho para obtener leche materna. A medida que la madre logre aumentar la producción, bajará la dosis de leche de fórmula hasta que ya no sea necesario usar el relactador.

Su funcionamiento es relativamente sencillo, pero es necesario vigilar ciertos factores. Lo primero, por supuesto, es extremar las medidas de precaución: lava bien el recipiente antes del primer uso, desmontando pieza a pieza, y luego déjalo secar sobre un paño limpio. Las sondas suelen adquirir un tono opaco, no te preocupes, pero si se atascan, pínzalas alternativamente hasta asegurarte de que la leche sale por la que quede libre.

Lactancia Unomasenlafamilia

Las sondas pueden ser de diámetro pequeño, mediano y grande, en caso de que uses el relactador comercial de Medela y no uno casero. Cuanto más grande es, mayor será la cantidad de leche que el bebé pueda ingerir en un tiempo determinado, lo que no siempre conviene: es preciso que se esfuerce y que estimule el pecho el tiempo necesario.

Es posible que el bebé encuentre la forma de agarrarse solo a la sonda, de forma que la use a modo de pajita y pueda obtener más cantidad en menos tiempo y sin esforzarse tanto. Si es así, coloca de nuevo la sonda, acortándola si es necesario.

Evitar la relactación: las claves

El relactador tiene sus ventajas cuando la producción de leche materna es nula o muy escasa, pues favorecerá que el bebé se beneficie de todas sus propiedades: tiene proteínas digestivas, minerales, vitaminas, hormonas y anticuerpos necesarios para el bebé en sus primeros meses de vida. Sin embargo, no se puede usar en cualquier parte y podría no tener la eficacia necesaria. Lo ideal es, por lo tanto, informarte bien sobre la lactancia y las posibles soluciones a los problemas que puedas experimentar para evitar dejar de dar el pecho.

Los consejos de la AEPD sobre relactación comienzan por la prevención de la necesidad de recurrir a la práctica. Cuando las madres reciben el apoyo suficiente para dar el pecho, tanto por parte de los servicios de salud como de su comunidad, rara vez tiene que recurrir a la relactación. Hay circunstancias, sin embargo, que impiden que la lactancia se dé en las condiciones adecuadas.

Si tienes algún problema, asesórate bien y trata de ponerlo freno. El dolor, por ejemplo, es uno de los más habituales, así que se prueba posturas hasta que ambos os sintáis cómodos. Trata la zona dolorida y usa accesorios como las pezoneras o el sacaleches.

Busca siempre el apoyo de tu entorno. Posiblemente crea que te estás complicando demasiado al acudir a la relactación si tienes que hacerlo, pero mantente firme: si quieres seguir con la lactancia tanto como sea posible, es porque quieres lo mejor para tu bebé.


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