La leyenda de las calabazas de Halloween (I)

La leyenda de las calabazas de Halloween (I)

Escrito por: Mónica M. Bernardo    13 octubre 2009     2 minutos

Hace unos días Manzano Azul nos explicaba la historia de Halloween, cuyos orígenes, pese a la creencia popular, se encuentran en los celtas de Escocia y con posterioridad se exportó a Estados Unidos por emigrantes, sobre todo irlandeses, hacia el siglo XIX.

Pese a tratarse de una fiesta para celebrar la cosecha y el año nuevo, en la que la gente se ponía pieles de los animales sacrificados y colgaba huesos en sus casas para espantar a los espíritus (de ahí la tradición de disfrazarse)… nada o poco tienen que ver las calabazas en esta historia.

En referencia a esos orígenes, se empezó a divulgar una leyenda, también celta, que explica el porqué de las calabazas talladas de Halloween. Dice esta fábula que el 31 de octubre, no sólo los espíritus de los difuntos podían vagar por la tierra sino todo tipo de entes del más allá. Parece ser que un granjero, Jack, que engañaba y mentía a sus vecinos tenía tal fama de malvado que el propio demonio vino, un fin de año celta, a conocer su maldad.

Disfrazado de hombre, el demonio se puso a beber con Jack para terminar diciéndole que se lo iba a llevar para pagar por todos sus pecados. Como última voluntad el granjero le pidió que se convirtiera en moneda para pagar la ronda. Una vez hecho, Jack se la guardó en el bolsillo con un crucifijo de plata. El diablo no podía salir y tuvo que negociar con Jack. Así a cambio de escapar le prometió al granjero un año más de libertad.

Cuando regreso el siguiente 31 de octubre, Jack pidió de nuevo una última voluntad. Esta vez le dijo al demonio que le trajera una manzana, pero cuando estaba en el árbol cogiéndola el granjero talló una cruz en el tronco y puso como condición quedarse libre por otros diez años. Mañana os contamos cómo termino de negociar Jack con Satanás y cuál fue su precio.

Foto | Happy Halloween