Salir a hacer la compra de alimentos no siempre es una tarea sencilla y de buen gusto para todos. Con las últimas tecnologías tenemos la oportunidad de poder realizar esta tarea desde casa, sin embargo, y más allá de las distintas preferencias, para algunas familias resulta una tarea ardua y laboriosa. Especialmente para aquellas en las que alguno de sus miembros padece alguna alergia alimentaria.
De vez en cuando nos llegan historias sorprendentes que consiguen arrancarnos una sonrisa de los labios. Historias cotidianas, que suceden a miles de kilómetros de nuestra casa, pero que nos hablan sobre lo sorprendente de la existencia humana y las grandes sorpresas que nos depara la vida en cualquier momento del calendario. Historias llenas de ternura que compensan con creces esas otras que, por desgracia, siguen formando parte de la crónica más trágica de la humanidad.
Salir a hacer la compra a un supermercado o una gran superficie con los bebés es, a menudo, un engorro. Debemos ir cargada con él durante todo el rato y, en el caso de que ya ande, llevar muchísimo cuidado para que no pueda perderse, llevarse a la boca cosas que no debe o tirar algún que otro artículo, con el peligro para sí mismo y nuestro bolsillo. Por eso la mejor fórmula es llevar bien controlado en el carrito de la compra.
Cada vez son más las personas que se deciden a hacer sus compras desde casa. El acceso a Internet nos ha abierto un mundo de posibilidades a la hora de dedicar nuestro tiempo a aquellas actividades que nos gustan más, dejando esas otras obligaciones para que sean resueltas con la mayor rapidez posible.
Son muchas las situaciones en la vida en la que se necesitan grandes dosis de paciencia. La cola del supermercado, del cine, la sala de espera del médico o la llegada al destino de vacaciones, son sólo algunos ejemplos de nuestra vida cotidiana en los que se necesita un mínimo de tiempo en el que la espera resulta fundamental.
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