
Tengo que admitir que incluso desde antes de que naciera el niño ya estaba pensando en los andadores. Los veía bastante útiles para que aprendiera a andar. E incluso pensaba en comprar uno. Sin embargo, tras informarme y consultar mucha información, me he dado cuenta de que el uso de este tipo de objetos no es altamente recomendable. Puede afectar al bebé más de lo que parece, dando problemas en su desarrollo.
Hemos hablado del peligro de los andadores o tacatá, un chisme que se vende en cualquier tienda de juguetes y puericultura, pero que resulta innecesario, contraproducente y muy peligroso para los bebés. Por desgracia seguimos teniendo que lamentar accidentes por culpa de estos aparatos.
Cuando nuestro bebé empieza a dar sus primeros pasos (normalmente a partir del año), nos llenamos de alegría pero también de preocupación por las temidas caidas. Es momento de que el pequeño consiga tener confianza en sí mismo para más adelante no necesitar apoyo para andar. Por eso, la elección del juguete adecuado debe ser meditada. Una fuerte caida en el inicio al caminar podría suponer un retroceso en el bebé ya que puede crearle miedo a mantenerse de pie.
Está pensado para bebés desde los 9 meses. Al principio necesitará la colaboración de un adulto para crear las figuras, pero con el tiempo lo hará el solito. Las piezas se ensamblan conectándolas o enroscándolas facilmente. Este juguete ayudará al pequeño a desarrollar su motricidad fina cuando el juego consista en formar una nueva figura y la gruesa cuando lo que haya construido sea un patinete o un correpasillos y pueda subirse en él.
A raíz del post sobre los zapatos del bebé, una amiga me ha preguntado el motivo por el que se desaconseja el andador o tacatá. Me ha parecido una pregunta muy interesante y me he puesto a investigar para poder responderla con argumentos.