Guarderías ilegales y el sentido del tacto

Guarderías ilegales y el sentido del tacto

Escrito por: Sergio López    11 junio 2012     2 minutos

A veces el fin puede justificar los medios.

Cuando se leen determinadas noticias que dan una sensación positiva de cara a ayudar a los demás, fastidia sobremanera que la ley tenga que intervenir para dejar claro como se hacen las cosas. Esto a ha pasado en una «guardería ilegal» de Barcelona.

El Racó infantil de la Federación de Familias Monoparentales de Cataluña (FFMC) es un servicio de atención para niños menores de 3 años que se convirtió en una guardería improvisada debido al número de niños acogidos y que ve que sus puertas se tienen que cerrar por falta de recursos económicos.

Dicho centro ha servido para que padres, que no tienen medios económicos para alojar a sus hijos en guarderías oficiales, puedan dejar a sus hijos e intentar encontrar un trabajo con los que mantenerlos. Las circunstancias de la crisis actual han convertido este centro para guarda de niños en una guardería con personal incluido y con alrededor de 250 bebés en sus instalaciones.

La Federación se vio obligada a pedir un crédito, debido a la ausencia de dinero, otorgado por una subvención en 2011 por la administración catalana, valorado en 18.000 euros. Tras el gasto total del crédito, la gasolina se ha acabado y el centro se ve obligado a cerrar sus puertas. Lo curioso del caso es que, después de haber valorado la gran labor realizada, el Ayuntamiento de Barcelona exige a esta Federación que, antes de buscar un local de más dimensiones, deben aclarar su situación legal como guardería, ludoteca o lo que sea.

Como me gustaría que, algún día, sin que sirva de precedente, la gente que ejecuta las leyes pasará de largo determinadas formalidades si lo que se está intentando hacer es un bien para gente que necesita ayuda. No estaría de más que, de vez en cuando, no nos cayera todo el peso de la ley a los mismos, a la gente normal que sólo quiere trabajar y, como sucede en este caso, ayudar a los demás. No se pretende saltar la ley a la torera. Sólo se pide que ayuden, que sean flexibles. Ya está bien de “hecha la ley, hecha la trampa”.

Vía | elperiodico.com