Soy Padre: Echando el aire después de cada comida

Soy Padre: Echando el aire después de cada comida

Escrito por: Ildefonso Gómez    8 julio 2015     2 minutos

Una de las cosas que me enseñó mi pareja durante las primeras veces en que el niño comió (y, a la vez, de las que más me sorprendieron) fue la importancia de que echara el aire después de cada comida. Cuando se alimentan, los bebés también almacenan gases, los cuales deben expulsar para evitar futuros vómitos o inconvenientes.

Se trata de un «proceso» bastante sencillo, pero a la vez muy importante. Os recomiendo que lo tengáis muy en cuenta, ya que así evitaréis dolores de cabeza. En primer lugar, cuando el niño haya acabado de comer (da igual la hora) debéis cogerlo y apoyar su cabecita ligeramente en el pecho. A continuación, se le darán ligeros golpecitos en la espalda. Debéis tener mucho cuidado, ya que el cuerpo del niño es muy frágil. Con delicadeza. No hay un número exacto: en apenas unos segundos notaréis cómo el bebé emite un eructo, demostrando que no le quedan gases en el estómago.

Cuando se coloca al niño de pie, la comida queda en el fondo del estómago, mientras que el aire sube, facilitando así la expulsión. También existen otros métodos, aunque os aseguro que a nosotros no nos han sido necesarios. A mi incluso me daban un poco de miedo debido a que no podía controlar los movimientos del niño.

Tengo que mencionar que, debido a que el aire acumulado durante las comidas les resultará incómodo, es muy recomendable que lo echen antes de acostarlos. De hecho, no sería la primera vez que se ponen a llorar por no haberlos expulsado.

El hecho de tener que ayudarles a echar el aire me resultó una situación bastante curiosa y que a la vez me ha provocado muchas sonrisas. Más que nada porque los niños agradecerán no estar incómodos después de sus comidas. No sería extraño que en estos momentos os dedicaran una sonrisa o algún sonido. Una forma de agradecimiento.

Ahora, con casi seis meses, nuestro niño no necesita que le ayudemos en esta tarea. Él solo se encarga de estar cómodo, expulsándolo cuando crea necesario. Algo esencial únicamente en las primeras semanas de vida.

Foto | Pixabay – Ben_Kerckx


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