Villancicos tradicionales: Ande, ande, ande, la marimorena

La Navidad y los villancicos son como esas parejas que, por mucho que pasen los años, vengan nuevas modernidades o los avances tecnológicos impongan importantes retos, su destino es caminar juntos. No se concibe una Nochebuena sin que alguien toque una pandereta o que por la megafonía de cualquier centro comercial se repita, de forma constante, el estribillo de cualquier villancico tradicional.

Por eso es importante no perderlos, nos gusten más o menos, han formado parte de nuestra infancia, de nuestra historia cultural y son un símbolo para seguir celebrando que, al menos un año más, seguimos vivos. Gracias a sus letras sencillas, simpáticas y pegadizas, son ideales para enseñárselas a los niños durante estos días, así que si queréis seguir con la tradición, al mismo tiempo que refrescamos la memoria, aquí os dejo hoy uno de los más famosos y celebrados: «Ande, ande, ande, la marimorena».

ANDE, ANDE, ANDE, LA MARIMORENA

En el portal de Belén hacen fuego los pastores
para calentar al Niño
que ha nacido entre las flores.
Ande, ande, ande, la marimorena
ande, ande, ande que ya es la Nochebuena.
En el portal de Belén hay estrellas, sol y luna
la Virgen y San José
y el Niño que está en la cuna.
Ande, ande, ande, la marimorena
ande, ande, ande que ya es la Nochebuena.
Una estrella se ha perdido y en el cielo no aparece
en el portal se ha metido
y en su rostro resplandece.
Ande, ande, ande, la marimorena
ande, ande, ande que ya es la Nochebuena.
En el portal de Belén hay un hombre haciendo gachas
con la cuchara en la mano
convidando a las muchachas.
Ande, ande, ande, la marimorena
ande, ande, ande que ya es la Nochebuena.

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