Vida práctica Montessori: definición, objetivos y beneficios

El método Montessori inspira a muchas familias que utilizan este enfoque educativo para potenciar la autonomía y la felicidad infantil. Existe un área que tiene un gran protagonismo en esta metodología: la vida práctica. Dicho concepto agrupa aquellas actividades que están directamente relacionadas con lo cotidiano. Por ello, el niño adquiere aprendizajes que son valiosos en el día a día.

Pero para que un niño adquiera la autonomía acorde a su edad para hacer tareas sencillas, es importante que cuente con los recursos y las herramientas necesarias para llevar a cabo ese proceso. La colaboración en la realización de tareas domésticas es un ejemplo de vida práctica. Las actividades pueden enmarcarse en ámbitos diferentes de la rutina cotidiana, por ejemplo, el cuidado personal.

Objetivos educativos enmarcados en la vida cotidiana

Las tareas que se enmarcan en este ámbito están relacionadas con aprendizajes que serán muy importantes para el niño, también, durante su etapa adulta: orden, organización, disciplina, motivación y autoconfianza. Generalmente, es posible incorporar una mayor variedad de actividades, de forma gradual, a partir de los 3 años.

Es posible establecer una relación entre el orden exterior que aporta seguridad en una estancia y el bienestar interior que la observación de este escenario produce a nivel anímico. Las actividades de vida práctica fortalecen la autoestima infantil, ya que el niño consigue nuevos objetivos. Aunque dichas actividades fomentan la autonomía, puedes acompañar al niño durante este proceso. Por ejemplo, para ayudarle a elegir la ropa que lucirá ese día, muéstrale la alternativa de dos conjuntos distintos.

El método Montessori puede incorporarse sencillamente en la vida cotidiana de un hogar, porque se inspira en situaciones concretas del día a día. Por ejemplo, una escoba y un recogedor con un diseño infantil pueden convertirse en los juguetes preferidos del niño que barre el suelo, al igual que lo hace su padre o su madre.

Regar las plantas, guardar los juguetes, preparar alimentos, vestirse o doblar la ropa son otras actividades que el peque puede realizar con frecuencia entre los 3 y los 6 años. Es importante incorporar estas rutinas con regularidad para que el niño se familiarice con dichas experiencias.

Aprendizajes significativos en un ambiente preparado

Las actividades de vida práctica se desarrollan en las escuelas infantiles que siguen este método educativo y, también, en casa. Estas actividades están alineadas, por tanto, con el cuidado del entorno, el autocuidado personal y la búsqueda de la armonía. Cada tarea tiene un propósito práctico y una secuencia de pasos que el niño lleva a cabo de principio a fin. Estas actividades se desarrollan en un ambiente preparado y seguro.

Mediante estas responsabilidades, el niño no solo se desarrolla como ser individual, sino también como parte de la sociedad.

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