Tristeza y depresión postparto

Tristeza y depresión postparto

Escrito por: Belén    4 febrero 2009     2 minutos

Un estudio de la Universidad de California-Irvine, llevado a cabo por la psicóloga Ilona Yim y su equipo, relaciona la depresión postparto con un aumento hormonal. Según la investigadora, las mujeres cuyo nivel de liberación de la hormona corticotropina, aumenta rápidamente alrededor de la semana 25 de gestación, tienen una mayor incidencia de depresión postparto. Midiendo los niveles de dicha hormona, se podría identificar y tratar a las mujeres con riesgo, tiempo antes de aparecer los síntomas. La corticotropina es generada en pequeñas cantidades por el hipotálamo y regula la respuesta del organismo al estrés. En el embarazo, la placenta produce grandes cantidades y su función está asociada al parto.

Muchas mujeres tras dar a luz se sienten irritables, impacientes, con cambios de humor repentinos, llanto… en definitiva, tristes. Estos síntomas suelen desaparecer por si mismos a los 10 días y es lo que se conoce como melancolía o tristeza postparto. Se considera un síntoma normal del puerperio.

Si los síntomas se agravan o duran más tiempo, e incluso si aparecen en los seis primeros meses tras el parto, podríamos hablar de depresión postparto. Es una enfermedad, requiere asistencia médica y tiene tratamiento. Los síntomas varían en cada mujer, algunos más comunes son:

  • Tristeza
  • Desesperanza
  • Desinterés o atención exagerada por el bebé
  • Llanto sin motivo
  • Problemas de sueño
  • Pérdida de apetito
  • Baja autoestima
  • Dificultad para concentrase
  • En algunos casos aislados, poco frecuentes, los síntomas de la depresión postparto son más graves e incluyen pensamientos de hacerse daño a una misma o al bebé. Esta enfermedad es la psicosis postparto, es muy grave y debe ser atendida con urgencia.

    No podemos olvidar que todos los síntomas enumerados pueden aparecer en los primeros días, de manera más o menos intensa y ser normales. No son sólo las hormonas las responsables, tambien otros factores como el estrés o la adaptación a la lactancia. Es muy frustrante para una madre primeriza que el bebé llore y no conseguir que mame. Aún sabiendo que hay tiempo para seguir intentándolo, es inevitable un ligero sentimiento de fracaso o desesperación. Muchas madres sienten que no son tan felices como deberían. A su alrededor, el padre, los abuelos, todo el mundo parece increíblemente feliz por el nacimiento, mientras ellas aún están desconcertadas. El cerebro tarda un tiempo en asimilar la nueva situación.

    Vía | 20 minutos
    Más información | Oregon Health & Science University