Todo el día pegado a mami

Todo el día pegado a mami

Escrito por: Leticia   @leticiadelpino    15 mayo 2009     2 minutos

Para la mayoría de los niños las madres son el referente más cercano hasta que comienzan ir al Jardín de Infantes. Cuando son bebés y aunque el padre también se preocupe y ocupe de ellos, los niños creen que es la madre la encargada de cubrir la mayoría de las necesidades.

Cuando los bebés ya tienen entre 10 y 18 meses parece que nuestro hijo ya es un poco más autónomo porque empieza a caminar, y con esto busca explorar su casa, además, al poder expresarse puede pedir (a su manera) lo que necesita. Sin embargo, sigue siendo tan dependiente de sus padres como antes.

Pero el tiempo pasa y las cosas van variando. Cuando era muy chiquito y la madre se alejaba, sufría lo que se llama angustia de la separación. Era incapaz de entender que no le pasaría nada si ella no estaba cerca y lo demostraba de la única forma que sabía: llorando.
Cuando cumple tres años ya tiene la capacidad de sociabilizar más, y seguramente ya irá al Jardín de Infantes. Todo esto conlleva conocer a mucha gente nueva, y al principio seguramente se sentirán más cómodos si su mamá se encuentra cerca para brindarles mayor seguridad.

Pueden presentarse, también, otras circunstancias en la que los niños reclamen con urgencia la presencia de su madre. Esto puede darse por diferentes razones, entre las cueles podemos mencionar la llegada de un hermanito.
Lo mismo pasará si ella ha estado en casa por mucho tiempo y ahora ha decidido volver a su trabajo.
O pueden darse por cambios menos drásticos como por ejemplo una mudanza o el cambio de la niñera.

Para que todos nos quedemos más tranquilos debemos saber que este apego durará poco tiempo.

Aunque en el primer momento la mayoría de los padres sientan esta etapa angustiosamente, lo real es que hay solución. Con solo generarle al niño más confianza el problema irá desapareciendo.
Es bueno que nuestro hijo aprenda a jugar solo. Sabiendo que estamos por ahí, y que puede acudir a nosotros a pesar de encontrarse solo en la habitación.

Fuente | Revista Saber Vivir


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