
Uno de los pilares fundamentales para que nuestro embarazo se desarrolle perfectamente y nuestro bebé crezca bien sano y sin mayores problemas, es la alimentación. Además de los suplementos que nos aconseje nuestro ginecólogo, es importante que nuestro menú esté lleno de alimentos frescos y sanos, aquellos que nos aportan todas las vitaminas y nutrientes necesarios para una dieta equilibrada y especialmente sana.
Ya hemos hablado, en multitud de ocasiones, de la necesidad de llevar una dieta sana y equilibrada durante el periodo gestacional. Es muy importante cuidar nuestra alimentación a fin de evitar problemas que se nos puedan presentar durante este tiempo y que, de igual modo, pueden repercutir en el óptimo desarrollo de nuestro bebé.
Uno de los problemas más habituales que se presenta en los niños durante sus primeros años de vida es el estreñimiento. Como si resultara algo casi normal o, incluso, formara parte de una herencia familiar, intentamos habituarnos a esa dificultad sin pensar que, tras ella, existe, por regla general, un grave problema de alimentación que, de persistir, podría tener consecuencias graves en su organismo.
A partir de los cuatro o los seis meses, dependiendo del pediatra y los deseos de los padres, se introduce la alimentación complementaria en la dieta del bebé. Para algunos pequeños es un paso complicado y aunque le hagamos la papilla con todo el cariño y los mejores productos no siempre la aceptan bien. Por probar otras opciones, por falta de tiempo, por comodidad o porque el bebé lo prefiere, en muchos casos recurrimos a los tarritos. Saber que contienen y como están hechos es importante para garantizar la mejor alimentación para nuestros bebés, que debe ser sana y equilibrada.
Por regla general, y a no ser que tu ginecólogo te indique expresamente la necesidad de llevar una dieta específica, todos los alimentos están permitidos durante el embarazo. Eso sí, como ya hemos indicado en otras ocasiones, siempre con moderación e intentando equilibrar los distintos nutrientes a fin de no caer en el exceso o abuso de ciertos componentes nada beneficiosos.
Estando embarazada o no estándolo, los vegetales son necesarios y básicos para una perfecta alimentación. Todos los días deben formar parte de nuestro menú que debe estar enriquecido con un buen número de ellos, afortunadamente nuestro mercado goza de suficiente variedad como para no caer en el aburrimiento dándonos la oportunidad de poder prepararlos de mil formas.
Es a partir de los cuatro meses cuando nuestro bebé empieza a experimentar una nueva aventura para su paladar. Poco a poco se van introduciendo los alimentos sólidos y, aunque continúa con su alimentación láctea, su dieta se va ampliando a fin de ir creciendo, además de físicamente, en el conocimiento y disfrute de los alimentos. Es por esto que se trata de una época especialmente delicada ya que la regularidad de su intestino se altera pudiendo ocurrir que tenga dificultades para hacer caca o que sus deposiciones sean demasiado ligeras.
Es a partir de los 6 meses cuando, por regla general, se producen los cambios más importantes dentro de la alimentación de nuestro bebé. Aunque dos meses antes ya hayamos introducido la papilla de cereales o de frutas para acompañar a sus ingestas de leche, es ahora cuando se puede afirmar que se inicia la verdadera tarea de aprender a comer. Encontrar sabores nuevos y experimentar con texturas diferentes es uno de los retos a los que los niños deben enfrentarse.
En más de una ocasión hemos recomendado el brócoli tanto para bebés como para embarazadas, por su alto contenido en ácido fólico, hierro, vitaminas C y K, calcio, antioxidantes, luteína, fibra y zinc. Tan sólo está contraindicado para personas con hipotiroidismo. Combina muy bien con muchos complementos, como el yogur o el queso. Ambos lo hacen más agradable al paladar de los pequeños.