Una vez que hemos conseguido que nuestro pequeño gran explorador pida el pis y la caca, deje los pañales y se siente en su orinal para hacerlo, no podemos irnos de vacaciones sin nuestro orinal. Bueno, es una manera de hablar ya que cada padre valora lo que necesita realmente, lo que puede permitirse y lo que realmente necesita su hijo.
Así, a simple vista, uno piensa que este objeto tan simpático es un cubito para ir al parque o hacer sus pinitos arquitectónicos en cualquier playa de nuestra geografía. Justo lo mismo que piensan los niños cuando se lo encuentran ante sus ojos sin saber que, más allá de los vivos colores y ese diseño semejante a un juguete, se esconde un práctico orinal con el que empezar a hacer sus primeros pinitos sin el pañal.
El verano suele ser el momento ideal para que los niños abandonen los pañales. Para algunos papás supone una tarea fácil en la que, los pequeños, se adaptan con prontitud a estos cambios. En cambio, para otros, es un camino lleno de escollos y en la que se tienen que inventar mil y una tretas para conseguir el objetivo deseado. Cualquier ayuda es buena: llevarlo con nosotros a comprar el orinalito, ofrecerle alguna recompensa cada vez que lo haga en el lugar correspondiente pero, sobre todo, cargarnos de paciencia para ir recogiendo 'pequeños escapes' por toda la casa.
No hace más de 15 días decidimos que era el momento de dejar los pañales durante el día, aprovechando el calor y que puede estar casi sin ropa en casa. Reconozco que me ha costado dar el paso, mi niña es cabezota y no quería empezar una batalla. Pero estoy gratamente sorprendida de lo bien que está funcionando.
¿Tu bebe necesita un andador? Te damos algunos consejos 
Depresión postparto: factores de riesgo, síntomas y cómo prevenirla 
Como pedir el permiso de paternidad en España en 5 claves