Yo he tenido siempre una opinión muy clara sobre los hijos, no son ni del padre ni de la madre, ni siquiera de ambos. Si tienen que pertenecer a algo, sería a la familia y todos tienen derecho a disfrutar de y con ellos. Igualmente considero que en caso de necesidad la familia debe velar por los pequeños. Nunca he tenido reparos en que a mis niños los cogieran de bebés y me ha resultado totalmente natural compartir todos los aspectos de sus vidas con su padre. Es cierto que él tiene la misma forma de verlo, no había turnos para cambiar pañales ni ayudas de uno a otro, era algo que hacíamos con total naturalidad, el que estuviera más disponible. Y así hemos seguido según van creciendo. Sin embargo una conversación con una conocida hace unos días me hizo replantearme mi posición.
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