Es ya una tradición de las más arraigadas la de conocer a esos bebés que han visto la luz del mundo recién estrenado el nuevo año. Con la apertura de un calendario, también nuestros peques deciden aparecer, a veces de forma sorprendente, en plena celebración y cuando las campanadas de la Puerta del Sol están en plena ebullición.
Como cada año, la actualidad está muy presente de aquellos nacimientos que se producen en ese delgado hilo que separa un calendario de otro. Es así como el tiempo se convierte en especialmente valioso, y así determinar en que número de año venir al mundo. Desde luego, no es lo mismo nacer en 2015 que hacerlo en 2016, aunque sólo los separe unos breves segundos.
Los propósitos de Año Nuevo son un tópico pero a mi me resultan muy interesantes y trato de hacerlos cada año. Nunca me propongo cosas como ir al gimnasio, que se que no van a funcionar, lo enfoco en un plano más emocional. Me gusta parar un momento y ver mi vida con cierta objetividad, aprender de lo que estoy haciendo bien y sobre todo fijarme en lo que hago mal y el día a día no me deja percibir.
Llegada la noche del 31 de diciembre son muchos los padres que esperan la llegada del bebé, pero puesto que no se trata de una noche cualquiera, todos esperan que su pequeño sea el más madrugador en asomar su cabecita recién estrenado el nuevo año. Y es que nacer el primero del año tiene su premio, ya no monetario pero, al menos, mediático, convirtiéndose en toda una estrella que ocupa páginas de periódicos y noticias de televisión.
Ya estamos en el último día del año. Un día en el que vamos a cerrar un calendario para abrir otro. Seguro que este que acabamos nos ha traído un gran número de bienaventuranzas, felicidades y momentos preciosos que hemos compartido con nuestros hijos. Así que vamos a recordarlo con la alegría de saber que hemos cumplido nuestro objetivo, mientras la vida nos va llenando de nuevas experiencias y momentos únicos que se convierten en auténticos tesoros.
Excepcionalmente, el año pasado supimos el nombre de la última bebé nacida antes de las campanadas. Saltó a la prensa porque Aitana era la última pequeña en recibir el cheque-bebé de 2.500 euros. Pero, lo habitual es que solo nos enteremos del nombre de los bebés que inauguran el año. Salen en los periódicos y la televisión y, en ocasiones, reciben regalitos. Pero el que nace justo antes de las uvas no parece tener derecho a su ratito de gloria.
Hay un dicho popular que nos dice que "los niños vienen con un pan debajo del brazo", frase que en esta ocasión nos viene como anillo al dedo ya que, en estos tiempos críticos que andamos atravesando y después de comprobar que lo del pan no acaba de ser del todo cierto, hay un grupo d profesionales que quiere premiar a aquella criatura que sea la primera en cruzar el umbral de la vida, fuera del útero materno, en la provincia de Lleida.
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