El papá primerizo y sus desilusiones

El papá primerizo y sus desilusiones

Escrito por: Sacra    11 agosto 2009     3 minutos

Una vez hemos confirmado la noticia del embarazo con toda la alegría que ello supone nos encontramos ante todo un mundo nuevo por descubrir, por sentir y por cambiar a nuestro alrededor. Toda esa metamorfosis que va a traer la gestación, y posterior nacimiento del bebé, no es sólo un cambio físico o estructural, también nuestra psiquis, nuestros sentimientos y nuestra percepción de la vida va a sentirse alterada de forma considerable. Parece que en la mujer todo ese proceso se va viviendo de forma innata, es como si la Naturaleza nos dotara de un instinto con el cual podemos ir adaptándonos a las nuevas situaciones de forma paulatina y natural. Pero, para los hombres, no siempre es así.

El nuevo rol de padre, al que tiene que enfrentarse el varón sobre todo cuando se trata de su primer hijo, no siempre es aceptado con la ilusión y la alegría propia del momento. Es como tener ante sí un futuro incierto donde los sentimientos de la pareja y esa seguridad sentimental que la une a ella, van a ser trastocados y, quizás sustituidos, por otras preocupaciones de mayor envergadura. Es por esto que, también para los padres existe una depresión postparto. Si bien, por un lado, tenemos al padre que pueda padecer el Síndrome de Couvade y sentirse embarazado a la par que la mujer, en el otro extremo nos encontramos con aquel que, ante el embarazo de su pareja, ve todo un mundo de desilusiones y de escollos insalvables, algo que se puede solucionar cambiando la actitud de cómo el hombre se enfrenta al periodo gestacional.

Mi mujer no me quiere como antes. Debido a los cambios hormonales que sufre la mujer, es normal que su estado de ánimo varíe de forma considerable. Lo mejor es que alejes ese pensamiento de tu mente y comprendas que lo que le pasa es normal y pasajero. Lo ideal es buscar, entre los dos, el lado optimista del momento.

Me han excluido entre todos. Desde que se conoció la noticia toda la atención se centra en ella y en ‘su bebé’, como si toda tu tarea hubiese terminado en el momento de la fecundación. Pero ¿por qué no intentas darle la vuelta?, es cierto que la naturaleza le ha dotado a ella con el ‘recipiente’ adecuado para que lo lleve durante nueve meses, pero esa personita también es tuya, así que lo mejor es que te involucres de forma activa en el embarazo: acude con ella al ginecólogo, a las clases de preparación al parto, a comprar el ajuar para el bebé…

El bebé es sólo de ella. La mujer es la que lo lleva en su vientre, la que siente sus movimientos, es una parte de sí misma y que, sientes, es de su propiedad. Una buena forma de aislar ese pensamiento negativo es empezar cuanto antes a interactuar con tu bebé. Háblale a la barriga, acaríciale con delicadeza y espera a que él actúe y te regale una patadita.

Mi vida social no será la misma. Efectivamente, un embarazo y el posterior nacimiento del bebé, nos cambia la vida totalmente, pero también es una forma de madurar y crecer como seres humanos. Siempre tenemos la alternativa, cuando el bebé se hace un poquito mayor, de dejarlo durante unas horas con alguna persona de confianza y retomar, de algún modo, nuestra época de ‘soltería’. Pero seguro que tus prioridades y gustos cambian y, sin darte cuenta, elegirás sitios donde puedas llevar al pequeño y compartir, también con él, tu tiempo de ocio.

Vía | Babysitio