La obesidad infantil

La obesidad infantil

Escrito por: Manzano Azul    2 julio 2009     2 minutos

La obesidad constituye un problema de salud pública, más común en los países desarrollados, y que afecta a todos los miembros de la familia; en cuanto a los niños, es una preocupación a diferentes escalas, a pesar de que se han superado las ideas de que un niño gordo es un niño sano, o que a medida que crezca, perderá peso. El 80 por ciento de los adolescentes obesos, lo seguirán siendo durante el resto de su vida.

Aunque suene increíble, diversos estudios han demostrado que el peso y la alimentación de la madre durante el embarazo, afectan seriamente a las futuras condiciones de peso de su niño y le predispondrán para ser obeso o no, según se le alimente de forma saludable en los primeros años de vida.

La leche materna en los primeros meses es fundamental para proteger al niño contra infecciones, además de preparar su sistema digestivo para recibir otro tipo de alimentos; los expertos recomiendan no dejar de amamantar al bebé hasta pasados los seis meses, cuando se le pueden suministrar ya otros alimentos que la compensen.

La alimentación de los niños debe incluir diariamente frutas y verduras, lácteos y carnes magras, pescado, cereales y algunas porciones de grasas saludables; pero de nada sirve que al niño pequeño se le sirvan este tipo de alimentos, si ve en la mesa de los adultos otro tipo de comidas, menos provechosas pero que le causarán antojo.

Los niños son los mayores consumidores y hacia ellos están orientados la mayor parte de los anuncios comerciales en la televisión; prácticamente los niños son quienes deciden qué y de qué marca se compran los alimentos. Por tal motivo, la familia completa debe tomar conciencia de una alimentación saludable y no “estética”, ya que este sería el principio de los desordenes alimenticios.

El niño debe comprender el tipo de alimentos que le conviene elegir, por ejemplo, para llevar a la escuela como merienda o por qué no es bueno abusar de los dulces o las bebidas gaseosas, además de acostumbrarse a realizar actividades físicas que lo ejerciten y le hagan gastar energía; este tipo de conocimientos o comprensiones, los adquiere en sus primeros años de vida. Será mucho más difícil dejarlo crecer con malos hábitos alimenticios y luego tratar de imponerle unos nuevos.

Fuente | Alimentación Sana