Los niños aprenden lo que viven

Los niños aprenden lo que viven

Escrito por: Sacra    19 agosto 2009     2 minutos

En el tipo de sociedad en la que vivimos a veces se nos olvida que nuestros niños necesitan, más que de las palabras o los consejos, ejemplos y gestos con los que formar con solidez su vida emocional futura. Un niño cuya base se erige en la aceptación, el amor y la alegría, será sin duda, un futuro adulto respetuoso, amable y capaz de entregar amor y generosidad a su alrededor.

Si lo pensamos bien no es tan difícil. Así nos lo hizo saber la escritora Dorothy Law Nolte en un texto que bien podría tratarse de una verdad inmortad de esas que perduran más allá de la historia.

Si los niños viven con crítica, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a sentir pena por ellos mismos.
Si los niños viven con ridículo, aprenden a sentir timidez.
Si los niños viven con celos, aprenden a sentir envidia.
Si los niños viven avergonzados, aprenden a sentir culpa.
Si los niños viven con estímulo, aprenden a tener confianza.
Si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con elogios, aprenden a valorar las cosas.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a amar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden que es bueno tener una meta.
Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad, aprenden la sinceridad.
Si los niños viven con imparcialidad, aprenden la justicia.
Si los niños viven con amabilidad y consideración, aprenden el respeto.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener confianza en sí mismos y en los de su alrededor.
Si los niños viven con amistad, aprenden que el mundo es un lugar agradable donde vivir.

Vía | Ser más yo