El niño tímido ¿nace o se hace?

El niño tímido ¿nace o se hace?

Escrito por: Sacra    24 agosto 2009     2 minutos

Hace unos años que, tanto sociólogos como psicólogos, andan buscando la raíz y motivo que suscita la aparición de la actitud retraída y temerosa que todos conocemos como timidez. El psicólogo de la Universidad de Standford, Philip G. Zimbardo, nos muestra una cifra importante: sólo el 20% de los niños nace con una predisposición ante la timidez, mientras que, entre los adultos, la cifra de timidez llega al 50%. Este abismal aumento durante el desarrollo nos lleva a la conclusión de que la educación y el medioambiente hacen más tímido al ser humano.

La Universidad de Harvard realizó un estudio donde se comprobó que la timidez tiene unos importantes factores hereditarios. De este modo y tras el seguimiento en 400 niños de cuatro meses, se demostró que no todos los niños se expresan de igual modo ante los mismos estímulos. Ellos reaccionaban con angustia y llanto ante objetos o personas desconocidas. Casualmente, todos ellos pertenecían a familias donde, en gran número, existían adultos tímidos.

Pero no todos los niños que nacen con esta predisposición están destinados a ser adultos tímidos. Los expertos sostienen que el factor más relevante es el lazo afectivo con los padres durante los primeros años. Los niños sobreprotegidos y con baja autoestima son los más propensos para crecer ansiosos y tímidos. Pero también las distintas culturas y sociedades tienen su importancia, así nos encontramos con que la población más tímida es la japonesa (60%) y los israelíes, la más baja (30%). Esto es debido a que en el país nipón, los fracasos infantiles son atribuidos a los niños mientras que los éxitos, a los padres. En Israel pasa lo contrario: si un niño hace volar su cometa, se le felicitará por el logro, pero si no lo consigue, la culpa es del viento.

Pero también existen lo que los expertos han denominado como «tímidos extrovertidos» y que, en cifras, son un 80% de los retraídos. Estas personas se muestran frías y calmadas, sociables y seguros de sí mismos, pero más allá de la superficie sufren de grandes temores e inseguridades. Según Zimbardo: «Viven atrapados entre dos sentimientos: ser invisibles e insignificantes para los demás, o ser visibles pero despreciados por sus semejantes

Vía | Panorama Diario