Disfruta y aprende con tus hijos en vacaciones

Disfruta y aprende con tus hijos en vacaciones

Escrito por: Sacra    9 julio 2009     2 minutos

La época de vacaciones debe servirnos para escapar de la rutina al mismo tiempo que renovamos energías con las que afrontar otro año de trabajo obligaciones. Eso no significa que estemos todo el día de brazos cruzados o perdiendo el tiempo ‘mirando las musarañas’, simplemente que al abandonar la obligación laboral podemos retomar actividades lúdicas que teníamos relegadas o afianzar los lazos familiares, especialmente con nuestros niños.

El tiempo vacacional también puede resultarnos el más propicio para ayudar a nuestro bebé a desarrollar sus capacidades motrices y su inteligencia. No es necesario proponerles actividades demasiado estructuradas o complicados ejercicios mentales, será suficiente con que dediquemos algunas horas a estar con ellos al aire libre, compartiendo pequeñas tareas divertidas como, por ejemplo, recoger conchas de la playa, hojas de la montaña, visitar algún museo o asistir a cualquier espectáculo infantil de los muchos que se programan en nuestro país por estas fechas.

Las vacaciones también resultan prolíficas en las relaciones sociales. Al tener más tiempo podemos ampliar las visitas familiares: abuelos, tíos, primos… Este contacto con la familia, menos habitual, le hará sentirse parte activa dentro del grupo familiar.

De todos modos hay que llevar especial cuidado y poner mucha atención ya que hay pequeños que no aceptan demasiado bien todos los cambios que se producen durante la época estival. El cambio de residencia, de amigos o rutinas, puede crear en el niño distintos tipos de inseguridades y ansiedad. Es por esto que los padres deben estar alertas y ofrecerles todo el apoyo y comprensión que requieren en estos casos.

Lo importante es aprovechar este tiempo con tranquilidad, relajación y con la máxima armonía posible. Aprovechar estos días para compartir con nuestros pequeños los nuevos descubrimientos que, cada segundo, van conformando su vida. Aprender de sus gestos, de sus sorpresas ante todo lo nuevo de la vida y de esa inocencia que, desgraciadamente, vamos perdiendo a lo largo de los años.

Vía | Con mis hijos