¿Cómo aplicar las consecuencias educativas en la crianza?

La relación entre causas y consecuencias puede ponerse en conexión en la educación de los niños. De hecho, el término de consecuencias educativas ha adquirido una gran proyección en el ámbito pedagógico. Es un concepto que se aleja de la fórmula tradicional del castigo causado por un comportamiento inadecuado. ¿Qué son las consecuencias educativas, cuál es su significado y cómo influyen en los niños?

Las consecuencias de una acción individual pueden influir sobre uno mismo o generar un impacto en alguien externo. El estilo de crianza que se alinea con este enfoque evita la sobreprotección infantil o una educación excesivamente permisiva.

El objetivo de las consecuencias educativas es que el niño entienda el sentido de su propia responsabilidad en situaciones adaptadas a su edad y rutina cotidiana. Por ejemplo, si un niño olvida en casa un material académico en diferentes ocasiones, esa circunstancia produce consecuencias en su propia rutina. Y es importante que él se implique para solucionar esa situación y evitar que vuelva a producirse a corto plazo.

Para qué sirven las consecuencias educativas y cómo ayudan a los niños

La función de las consecuencias educativas es guiar al niño, ayudarle a corregir un aspecto concreto para crear una nueva alternativa. El castigo suele presentarse como un límite temporal. La consecuencia educativa, por su parte, se centra en el largo plazo. Muchas acciones producen unos efectos que se derivan directamente de la causa.

Un adulto que sobreprotege a sus hijos puede intentar limitar el impacto de esas consecuencias naturales. Aunque esa intervención no es positiva para el niño. Es recomendable que tenga la posibilidad de observar aquello que ocurre a partir de una acción (siempre que la circunstancia se adapte a su edad y no sea un riesgo para su seguridad).

Pero existen numerosas consecuencias naturales que se desprenden de forma directa de las acciones realizadas. Por ejemplo, si el niño no recoge sus juguetes, el cuarto de juegos queda desordenado. Si no cuida su juguete preferido, este se estropea.

Cómo aplicar las consecuencias educativas para orientar a los niños

No es recomendable que intentes intervenir en las consecuencias para interferir en el curso de los acontecimientos por medio de la sobreprotección. Por el contrario, sí es aconsejable que te anticipes y expliques a tu hijo qué puede ocurrir a partir de un hecho específico.

Las consecuencias educativas no son aleatorias, sino que deben mantener su coherencia con las normas y límites que los padres adoptan en la convivencia. También deben ser proporcionales y respetuosas. Deben estar en armonía con la edad del niño. Es un criterio que puede empezar a aplicarse de forma gradual a partir de los 3 años.

Qué ventajas aportan las consecuencias educativas en la crianza de los niños

Transmiten una lección y una enseñanza. Sirven de guía y proporcionan orientación práctica. Además, la consecuencia educativa posiciona al niño en la posibilidad de cambiar un comportamiento. El papel de este recurso tiene una finalidad diferente a un castigo que no incide directamente sobre el aspecto que se pretende corregir, sino que priva al niño de un aspecto concreto.

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