Cerebros esponjas, cerebros que se expanden (II)

Cerebros esponjas, cerebros que se expanden (II)

Escrito por: Leticia   @leticiadelpino    23 julio 2012     2 minutos

El cerebro de nuestro hijo al nacer es como una pequeña esponja capaz de absorber todo tipo de conocimiento.

Seguiremos hablando del cerebro de nuestros hijos y por qué consideramos que son especies de pequeñas esponjas. Desde su nacimiento veremos como se van conectando y desarrollando las neuronas, que se irán recubriendo de mielina conectándose entre ellas. Cuando nuestros hijos alcancen los tres años de edad ya tendrán mil trillones de conexiones.

También cambiará el aspecto de su cerebro, no solo crecerá en tamaño y se volverá más proporcionado con el resto de su cuerpo. Recordemos que el cerebro representa un tercio de todo el organismo en el momento en que nacemos y llegará a alcanzar el 80 por ciento del tamaño que tendrá de adulto antes de los cinco años. En parte este crecimiento se debe a la mielina, que ira aumentando en volumen, lo mismo que sucede con las neuronas que se iran expandiendo para que las ramificaciones crezcan.

Además existen ciertas diferencias entre la sustancia blanca del cerebro de un adulto y el de un pequeño, por su parte la sustancia gris se mantiene prácticamente igual. Si bien es cierto que todas las áreas cerebrales crecen a medida que el órgano madura las que más lo hacen son las que tienen funciones mentales más elevadas, o sea, las regiones temporal lateral, frontal y parietal.

Elizabeth Spelke, de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, considera que: «Al nacer, la visión es vital porque el bebé la necesita para mamar y reconocer a su madre; mientras que otras funciones más desarrolladas no serán necesarias hasta que el niño vaya madurando«.

Spelke, gracias a su gran trabajo vinculado con el cerebro infantil, llegó a probar que este órgano puede llegar a destacar una capacidad numérica, un bebé de un mes tiene capacidad de diferenciar un grupo de cuatro sonidos de otro de 12, además son consientes de la solidez de los objetos.

Vía | El Mundo
Foto | Flickr – Francisco Mazei