Aprendiendo a ser mamá

Aprendiendo a ser mamá

Escrito por: Leticia   @leticiadelpino    4 marzo 2009     2 minutos

Cuando uno tiene un hijo, la mezcla de felicidad y angustia es una combinación muy frecuente, y por más que los niños crezcan nos seguirá acompañando en cada etapa de la vida. Pero en esta ocasión nos enfocaremos en las primeras angustias/alegrías, las que sentimos cuando salimos de la clínica y recién llegamos a nuestras casas.


Cuando el bebé nace su cuerpo sufre muchos cambios, se tiene que acostumbrar a la nueva forma de alimentación, ya que no recibirá más alimentos por el cordón umbilical, y la oxigenación también será diferente, además de no contar más con la protección del útero materno.

Ante tantas novedades, para el bebé es primordial encontrarse cerca de la mamá, y establecer un vínculo que sea sólido desde el primer instante en que sale al mundo. Él, ágilmente reconocerá su olor, sus brazos y las caricias que ella le brinde, en compañía del papá, que es muy importante en el vínculo.

Que la mamá tenga el moisés cerca es bueno, al principio, para facilitar la lactancia y estimular al pequeño con amor.

Cuando los bebés nacen tienen un peso que oscila entre los 2, 5 y los 4 Kg., en sus primeros días es normal que desciendan un poco, a veces hasta un 10 por ciento debido a la pérdida de líquido y escasa ingesta de alimentos. Por ese motivo es necesario controlar la adaptación a la lactancia y la recuperación de peso.

Un bebé suele aumentar entre 15 y 45 gr. por día, y alcanza el mismo peso del nacimiento a los 15 o 21 días posteriores a su nacimiento. Pero tienes que tener en cuenta que no todos los bebés responden de la misma manera, algunos aumentan más que otros.

Otro dato para tener en cuenta en este periodo es la caída del cordón umbilical.
Este se limpia cada vez que cambiemos a nuestro bebé con una gasa esterilizada embebida en alcohol fino, pasándola por todo el cordón. No es bueno que lo hagas más de 3 o 4 veces al día, ya que el alcohol puede irritar la delicada piel. Con el paso de unos días el cordón se endurece y cae, esto pasa entre la semana y los diez primeros días de vida.
Al día siguiente que el cordón se caiga el bebé ya estará en condiciones de recibir su primer baño. Este debe ser un momento placentero, recuerda usar jabones neutros sin perfumes y el agua debe estar tibia.

Fuente | Revista Ser Padres Hoy