Ya no quiere mis caricias

Ya no quiere mis caricias

Escrito por: Sacra    11 mayo 2009     2 minutos

Todas las personas necesitamos del afecto y el cariño de los demás, pero no siempre ese tipo de reconocimiento significa que tenga que existir un contacto físico. Hay niños, como adultos, que sólo necesitan de un gesto de aprobación o cualquier otra señal que implique un acercamiento afectivo y de seguridad. A menudo una palabra puede ser más amorosa que una caricia.

Cuando son bebés, su necesidad de mimos es ilimitada. No debemos olvidar que su piel es el nexo que lo mantiene unido al mundo y al resto de sus semejantes. En esa época siempre son bien recibidas además de totalmente necesarias para su óptimo desarrollo emocional. Cualquier momento es propicio para llenarlo de caricias: durante el baño, en el cambio de pañal, mientras le damos su comida…

Una vez empiezan a ganar autonomía, también pueden ir rechazando esos mimos de mamá o papá, ya que ellos lo interpretan como una sobre protección que ya no necesitan. Seguirán buscando, igualmente, de esos besos y caricias pero son ellos los que empiezan a decir cómo, cuándo y de qué manera. Por eso es importante no obligarlos a ‘dejarse invadir’ con nuestros contactos físicos. A menudo rechazan nuestros besos si están con otros niños o percibe que los que le da la vecina son un tanto falsos o le molestan esos achuchones del abuelo. Sea como sea, lo positivo es que ya empieza a tomar sus decisiones y a formar su personalidad, y eso siempre hay que respetarlo.

Pero no hay que confundirse, que no quieran esos mimos no significa que no necesiten de nuestro afecto. ‘Lo has hecho muy bien’, ‘te quiero’ o ‘te he echado de menos’ son frases que demuestran que estamos ahí siempre y que lo único que necesitamos es saberle feliz. Un grave error es responder a su negativa por darnos un abrazo con un chantaje emocional. Ellos necesitan de la seguridad de nuestro cariño aunque sus demostraciones sean distintas a las nuestras. Nunca se debe dar amor a cambio de obediencia.

Vía | Con mis hijos