Un amigo imaginario

Un amigo imaginario

Escrito por: Belén    9 abril 2009     2 minutos

Algunas veces ocurre que la familia crece sin que los padres lo sepan. El niño tiene un amiguito que sólo él puede ver, su amigo imaginario. Nuestro hijo puede dar detalles muy concretos de su compañero de juegos, su nombre, edad, rasgos físicos y personalidad. La primera reacción de los padres suele ser la sorpresa, seguida de la preocupación. Al parecer no hay motivo para lo segundo. El amigo imaginario de nuestro pequeño no implica nada malo, salvo muy raras excepciones.

Suele aparecer entre los dos y los cuatro años y puede quedarse hasta que el niño cumple seis o siete. Es más frecuente en hijos únicos y primogénitos y puede tratarse de una persona, un objeto, un peluche o cualquier personaje inventado.

Los niños que tienen amigos invisibles pueden ser muy tímidos, muy inteligentes o muy imaginativos y creativos, con una gran dosis de fantasía. Hay quien dice que de mayores podrán ser artistas. El amigo imaginario puede ser un compañero de juego, a quien utilice como excusa de todas sus travesuras o un modo de expresar emociones y sentimientos. Algún autor apunta a que también pueden aparecer en pequeños con carencias afectivas.

Con la edad y la socialización del niño, el amiguito se irá poco a poco. Solo tenemos que preocuparnos si continúa con el niño más allá de los 7 años, si prefiere jugar con él antes que hacerlo con niños reales, si su compañero es agresivo o violento y afecta a la conducta del niño o si confunde realidad con ficción.

Los padres tenemos que actuar con naturalidad. Escuchar las conversaciones que el pequeño mantiene con su amigo nos darán una idea de que puede necesitar. Podemos hablar con él de su amiguito pero sin insistir para evitar que lo mantenga en secreto. No debemos negar su existencia pero tampoco alentarla, el niño sabe que su amigo no es real.

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