Con la llegada de un nuevo niño a este mundo, son muchas las tradiciones que se realizan. Dependiendo de la cultura, religión o ritos ancestrales, el pequeño se tiene que enfrentar a una serie de acciones que, no sé yo, si resultan especialmente recomendables. Si los pequeños pudiesen hablar, seguro que, en la mayoría de los casos, no estarían del todo de acuerdo.
Con cada llegada de un niño a este mundo, hay una familia que se llena de alegría y gozo. Cada uno en su intimidad lo celebra del mejor modo que sabe y quiere, pero es cierto que de forma tradicional existen una serie de rituales, a lo largo y ancho del mundo, que se conservan para seguir dando la mejor de las bienvenidas.
La llegada de un bebé al mundo siempre supone motivo de gran alegría. Afortunadamente, y a pesar de lo mucho que nos queda por trabajar en la solidaridad, respeto y amor por nuestros semejantes, los bebés siguen siendo la gran fuente de esperanza para intentar conseguir un mundo mucho más justo y equilibrado para todos. Ellos, en su natural ternura e inocencia, nos permiten seguir conectados con esa parte de pureza que, desgraciadamente, se va perdiendo a medida que crecemos.
En un artículo anterior te hemos hablado de las mujeres que no recurren a centros de salud en el momento de su parto por preferir optar por rituales donde se deja de lado las normas básicas de higiene, cuidados y controles posteriores al parto. Ante la gran cantidad de estos casos, en países como Perú han optado porque las mujeres puedan realizar los partos verticales en los hospitales, para poder tener un mejor control médico en el caso de necesitarlo.
Aunque parece un tema de otra época, aun existen en el mundo medio millón de madres que mueren en un año cuando van a parir o durante el embarazo. Más aberrante es aun que en algunos países las mujeres no acudan a sus partos por vergüenza, porque no quieren tener partos hospitalizados o porque querían tener partos ritualizados, pero que no tengan en cuenta los medios necesarios para que el parto sea seguro.
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