Comer sano para los niños es una prioridad. Da igual que sean fiestas, fines de semana o los almuerzos de un lunes cualquiera, si bien de vez en cuando pueden permitirse el lujo de comer alguna chuchería, también es cierto que podemos enseñarles a que la comida sana no tiene porque ser un aburrimiento, es más, puede acompañarnos en nuestras fiestas procurándonos diversión y vitaminas a partes iguales.
Es a partir de los cuatro meses cuando ya podemos introducir a nuestro bebé en el refrescante y nutritivo mundo de las frutas. Los zumos y las papillas van a ser su primer contacto con otro alimento diferente a la leche que mamá le ofrece y, generalmente, suele ser aceptado de muy buen grado por la mayoría de los pequeños.
Todos conocemos de la importancia de la fruta dentro del menú en el ser humano. Se trata de uno de los primeros alimentos que incluimos en la dieta del bebé una vez inicia su andadura dentro de la alimentación sólida y es básica para su desarrollo físico e intelectual. Es vital que, desde bien pequeños, le acostumbremos a comer varias piezas de fruta al día, de este modo le estaremos educando para comer equilibradamente y así evitar los problemas posteriores que trae una alimentación deficiente.
La fruta suele ser el primer alimento distinto de la leche que toma un bebé. No siempre les gusta, de hecho lo normal es que la rechacen y sea una tarea a la que tenemos que dedicar, por lo menos, imaginación. Pensándolo un poco no es dificil entender el motivo de este rechazo, el primer alimento, la leche materna, es muy dulce y pretendemos que acepten el ácido con el mismo agrado.
De todos son conocidas las excelentes cualidades que poseen las manzanas en todas sus variedades. Para nuestros pequeños son un alimento ideal y muy sano, por lo que debe estar presente en su dieta desde que el niño empieza a variar su menú e introducir nuevos alimentos. Estas recetas que hoy os dejamos son adecuadas para los pequeños a partir de los 9 meses. Es una forma de alimentarlos de forma sana, divertida y sin que caigamos en la monotonía de la fruta 'sin más'.
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