En la actualidad, la huella digital puede empezar a construirse desde temprana edad, incluso, desde que el niño es un bebé. En ese caso, no es él quien por iniciativa propia, como hará en la etapa adulta, utiliza las redes sociales con un objetivo profesional.
Desde que los niños nacen tienen el derecho a forjarse una identidad, es por ello que una vez vienen al mundo, los adultos estamos obligados a inscribirlos en los registros públicos para, de esta forma, tener un nombre y una nacionalidad, además de unos derechos para ser protegidos por el estado, la sociedad y la familia.
Unos padres canadienses se han propuesto no interferir de ningún modo en la sexualidad de sus hijos. Para ello, mantienen en secreto el sexo de sus bebés, mientras es posible, para cualquiera que esté fuera del circulo familiar más íntimo, es decir, ellos y los hijos. Ni siquiera los abuelos de Jazz, Kio y Storm, saben si son niños o niñas al nacer. Los dos mayores, de 5 y 2 años son varones. El pequeño de 4 meses aún es un misterio.
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