El suero fisiológico para bebés

El suero fisiológico para bebés

Escrito por: Sacra    6 octubre 2017     3 minutos

El suero fisiológico es un elemento que te ayudará durante el crecimiento de tu bebé. Se trata de agua con sal y tiene múltiples usos en los niños.

Si acabas de quedarte embarazada o has sido mamá recientemente, seguro que ha aparecido en tu vida un nuevo producto del que antes no tenías ni idea. Se trata del suero fisiológico, un líquido milagroso que te va a servir para un sinfín de usos y que, seguro, ya te va acompañar el resto de tu vida.

La mayoría de papás lo hemos conocido una vez ha llegado un bebé a casa, sin embargo resulta muy útil para hacer que nuestra vida sea mucho más fácil, aliviando ciertas molestias de forma natural. Pero ¿sabes cómo utilizarlo en el día a día de nuestro bebé?

Consultar antes con el pediatra

El suero fisiológico no es más que agua con sal disuelta a temperatura ambiente y cuyo uso es, principalmente, la limpieza externa de nuestro bebé. Precisamente al tratarse de un producto natural, lo podemos utilizar en aquellas zonas más sensibles y delicadas como pueden ser los ojos, la nariz, los oídos…

De todos modos, y precisamente por tratarse de zonas muy delicadas, es importante que antes de su uso en los bebés, consultemos con el pediatra o farmacéutico. Aunque es un producto natural, es importante que sepamos usarlo con precaución y siempre que su uso haya sido aprobado por los profesionales.

El suero fisiológico se vende en las farmacias y puedes encontrarlo en distintos formatos y tamaños. Durante los primeros años del bebé vas a utilizarlo con bastante frecuencia, pero puedes decidir qué tipo te viene mejor ya que lo podemos encontrar en botellas para varios usos o en formato de monodosis, que resulta la mar de práctico.

limpiando los ojos del bebé

La nariz, los ojos, la piel…

Además de utilizarlo como un elemento de limpieza, también es aconsejable en esos episodios de resfriados en los que la mucosidad se acumula en las vías respiratorias del bebé, especialmente la nariz. Aplicarle unas gotitas del suero en las fosas nasales, hará que el moco se ablande y sea arrastrado hacia el exterior, permitiendo que pueda respirar más libremente.

También para los ojos puede ser un buen aliado, especialmente cuando se le acumulan legañas. De todos modos, y debido a que los ojos del bebé son muy delicados, es mejor consultar antes con el pediatra para ver de qué modo utilizarlo sin causarle ningún daño.

Resulta también muy útil en los casos en los que el bebé presenta algún tipo de afección en la piel, bien por el calor o alguna rozadura: pañal, ropa… De esta forma le lavamos cuidadosamente, resultando mucho más efectivo que el agua y el jabón, aliviándole el picor y el escozor. Pero aquí también debemos tener cuidado ya que lo que nos puede parecer un sarpullido pasajero, puede esconder algo peor como una alergia o una enfermedad que viene acompañada con granitos. Así que lo mejor, antes de nada, será consultar con el médico.

Cuando los niños son más mayorcitos, empiezan a gatear, andar e iniciarse en la independencia de movimientos, nos va a ser muy útil para lavar esas heridas que se producen al caerse o arrastrarse por el suelo. Una vez bien lavada entonces le aplicaremos las medidas necesarias para mantenerlas libres de cualquier infección.

Vía | Bekia padres
Fotos | Mujer hoy y Todo ópticas


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