Soy Padre: De sueños y ruido

Soy Padre: De sueños y ruido

Escrito por: Ildefonso Gómez    3 septiembre 2015     2 minutos

Sustos. Esa era una de nuestras principales preocupaciones al principio, cuando íbamos con el niño por la calle. Parecía que cualquier ruido le iba a hacer daño, que cualquier sonido iba a provocarle un susto del que fuera difícil que se recuperara. Nada más lejos de la realidad. Que haya ruidos no significa que le vaya a pasar algo malo. De hecho, habrá muchos momentos en los que incluso caminará al lado de ellos.

Nuestro niño ha estado expuesto en más de una ocasión a diferentes tipos de ruido. Sobre todo durante aquellos momentos en los que, cuando hemos salido, había algún tipo de fiesta o tradición popular. Sin embargo, la actitud del bebé no ha sido la de asustarse, sino la de quedarse dormido. Parece espectacular, pero es la realidad. Ya haya sonidos estridentes o la música esté alta, él se queda dormido. Y no se despierta. Algo realmente curioso ¿verdad?

Por supuesto, aunque estemos diciendo esto, intentamos que no esté expuesto a ruidos. Más que nada porque nos sigue preocupando bastante que pueda asustarse por cualquier razón. Un sobresalto grave puede desencadenar otros problemas: desde que habrá los ojos como platos, a que llore continuamente o incluso deje de comer. De hecho, lo último lo pude comprobar hace años con un niño que ya no lo es tanto. Siempre pienso que los oídos del bebé son bastante delicados, por lo que incluso doy rodeos en mi camino habitual si veo que va a haber algún tipo de peligro, por mínimo que sea.

Cuando hablamos de sustos, evidentemente nos referimos a varios tipos de situaciones. Habrá ruidos que le parecerán curiosos, y otros ante los que responderá de una manera agitada, demostrando que le molestan mucho. No olvidéis tener muy en cuenta que la medición del sonido se realiza en base a decibelios. Teniendo en cuenta los niveles de intensidad, una biblioteca estaría a 20 dB. Se llega a 40 dB en una conversación. En mi opinión personal hay que evitar, en la medida de lo posible, aquellos momentos en los que se superen los 70 dB, es decir, el equivalente a una aspiradora. Si la cifra puede ser más baja, mejor que mejor.

Es posible que nuestro caso sea una excepción y otros niños se asusten más, por lo que os recomiendo que tengáis mucho cuidado con los ruidos y los sustos. Una cosa puede llevar a la otra. Y, en algunos casos, el problema podría ser bastante grave. Ya sabéis que siempre es mejor prevenir que curar.

Foto | Pixabay – cherylholt


Comentarios cerrados