Los Reyes Magos pueden llevarse el chupete o el biberón

Los Reyes Magos pueden llevarse el chupete o el biberón

Escrito por: Belén    6 diciembre 2011     2 minutos

Los Reyes Magos y Papá Noel vienen cargados de regalos y podemos recompensarles con algo más que galletas y leche

Muchos bebés sienten una gran ansiedad ante la idea de hacerse «mayores» y tener que desprenderse de algunos objetos como el biberón o el chupete. Hay muchas técnicas para ayudarles a dar el paso sin que suponga un trauma. Generalmente se recurre a los cuentos o los juegos cuando el diálogo no funciona. Y es que no es fácil que un niño a esa edad entienda que debe dejar algo que le da tanta seguridad. Sin olvidarnos de que muchos no quieren crecer porque temen que la relación entre sus papis y él cambie. Esto último hay que tratar de explicárselo bien.

Dejar las tetinas antes de los tres años no es un capricho. Hasta esa edad, el uso continuado sobre todo del chupete, puede alterar los dientes. Pero en cuanto dejan de usarlo vuelven a su lugar. Tampoco hay malformaciones estructurales significativas antes de los tres añitos. Pero, después si pueden ser alteraciones permanentes y pueden causar problemas en el desarrollo del lenguaje.

Los Reyes Magos o Papá Noel pueden ser nuestros aliados en esta misión. Aunque hay padres a los que no les gusta que usemos a estos mágicos personajes para conseguir que se porten bien o que cambien algún hábito, lo cierto es que la mayoría ni se lo plantea. Con el biberón nosotros no tuvimos problema, un tazón de leche, unos ricos cereales de chocolate «de mayores» y una cuchara lograron que se animara a cambiar. Por la noche costó un poco más, en este caso recurrimos al vaso de leche con pajita. Pero el chupete era una misión imposible.

Se nos ocurrió contarle que a los Reyes les gustaba mucho tener los chupetes de los niños que se iban haciendo mayores. Algo así como que les servían para recordar los que ya no eran bebés y necesitaban regalos de niños grandes. Con mucha inseguridad lo dejó sobre sus zapatos a los pies del árbol y a la mañana siguiente fue el primer lugar donde miró. El chupete no estaba pero sí un regalito especial de Sus Majestades y una nota en la que le daban las gracias. Funcionó y desde ese día no volvió a usarlo. Alguna noche preguntaba por él o decía que no tenía que haberlo cambiado pero duró poco tiempo.

Foto | Flickr-HickingArtist.com