Con los niños en el restaurante

Con los niños en el restaurante

Escrito por: Sacra    25 agosto 2009     2 minutos

Salir con los niños a comer fuera puede convertirse en una tarea divertida y enriquecedora o, por el contrario, en una batalla insoportable de inimaginables consecuencias. Por muy pequeños que sean debemos hacerles partícipes de esta nueva experiencia, contándoles dónde vamos a ir o que novedades vamos a vivir en un momento tan especial.

Todos hemos vivido alguna con experiencia con niños que, excepto a sus padres, pueden pasarse las horas molestando a las mesas contiguas o a los camareros, haciendo del establecimiento un gran parque de atracciones que pueden manejar a su gusto. Sinceramente, en estos casos, es preferible comer en casa y educar adecuadamente a unos niños que, posiblemente por reflejo de sus progenitores, no consiguen ver la diferencia entre la diversión desaforada y la necesidad de un comportamiento respetuoso.

Es por tanto responsabilidad de los padres que nuestros niños aprendan a conocer los límites donde acaba la diversión y empieza la mala educación, sobre todo en sitios públicos. Pero, imaginando que nuestros pequeños están convenientemente aleccionados, no son excesivamente nerviosos o se aburren con facilidad, hay algunos consejos que podemos tener en cuenta a la hora de comer fuera en familia.

  • No es necesario que acudamos siempre a un establecimiento especial para niños (de estos que incluso tienen actividades lúdicas para ellos), pero sí que debemos tener en cuenta que sea un restaurante familiar con comida casera donde los niños sean bienvenidos.
  • Si nos lo permite, deberíamos reservar mesa. De este modo nos evitaríamos esperas donde los niños pueden ponerse nerviosos.
  • Llevar siempre algún entretenimiento pequeño, no ruidoso, para tenerlo entretenido en esos momentos donde pueda aparecer el aburrimiento.
  • Hacerles caso en todo momento y dejarles participar en la conversación.
  • A pesar de lo extraordinario del día, los niños deben seguir su rutina, comiendo a su hora y respetando su siesta.

Vía | Ser Padres