Nace el segundo bebé-medicamento en España

Nace el segundo bebé-medicamento en España

Escrito por: Belén    13 febrero 2012     2 minutos

Estrella ha venido al mundo para que su hermano tenga una esperanza de curación

Hace algo más de tres años que nació Javier, el primer bebé-medicamento español, en el Hospital Virgen del Rocío en Sevilla. Se les llama así porque son seleccionados genéticamente para intentar curar una enfermedad hereditaria de un hermano, para la que no hay otra cura.

El sábado nació Estrella, en el mismo hospital, la segunda de estos bebés en nuestro país. Su hermano Antonio sufre aplasia medular severa, una grave enfermedad hematológica por la que no genera glóbulos rojos, blancos ni plaquetas, y que necesita de un trasplante para tratarse. En la red REDMO (Red Española De Médula Ósea) no hay ningún donante compatible con el pequeño, quien en los últimos meses está necesitando una transfusión de sangre casi semanal.

Por eso sus padres iniciaron los trámites contemplados en la Ley de Reproducción Humana Asistida, que entre otros implica obtener necesariamente la autorización de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida. Una vez concedida, mediante Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP), se selecciona el embrión compatible con el hermano a curar, y se implanta en el útero de la madre. El resto se rechazan. Cuando nace el bebé se recoge la sangre del cordón umbilical para poder hacer el trasplante.

La DGP es una técnica muy controvertida. Desde el punto de vista ético hay varias propuestas que la cuestionan, por un lado se afirma que, otorga a unos seres humanos la capacidad de decidir sobre la vida de otros, se desechan los embriones que no sirven al propósito. Además se critica que se concibe un bebé con un fin diferente del de su propia existencia. Los defensores creen que el fin justifica los medios, que lo que se desecha son un grupo de células y que habiendo avanzado la ciencia hasta este punto lo poco ético sería no intentar salvar al pequeño.

Difícil cuestión, sobre todo para los padres.

Vía | El Mundo