Mi bebé el más guapo, lo dicen las enfermeras

Mi bebé el más guapo, lo dicen las enfermeras

Escrito por: Belén    25 diciembre 2010     2 minutos

Las madres reciben un coctel hormonal con el parto para favorecer la vinculación con su hijo. Además, hace tiempo leí que la corteza cerebral de la madre se modifica en el embarazo y entre otras cosas nos impide ver los defectos de nuestro pequeñín. Por su parte el padre tiene una reacción hormonal que evita que rechace a la cría. El niño nace con unos rasgos que provocan ternura, con el mismo fin. Con estas transformaciones físicas la objetividad de los padres deja mucho que desear y nuestros bebés son los más bonitos del mundo. Aunque algunos reconocen que su recién nacido es feo, la afirmación cambia en pocos días, a veces en horas, y se transforma en algo así «con lo feo que era al nacer y lo guapísimo que está ahora».

Hasta ahí todo es normal, estamos programados para ver lo bueno de nuestros hijos, incluso cuando no lo hay. Por eso el amor de madre es incondicional. Lo curioso es que hay madres que no se plantean lo que los demás dicen de sus bebés. No se a cuantas mamás les he oído o leído diciendo que las enfermeras decían que era el suyo era el bebé más bonito de la planta o que estaban todas como locas con el pequeño. En algún caso será cierto, pero son demasiados esos bebés impresionantes. Me parece muy divertido que haya tantas madres que no se planteen que es una frase amable, un gesto de cariño en esos primeros momentos, y que realmente se lo crean.

El amor nos puede cegar, pero ser madre no te convierte en una idiota. Para empezar la belleza es subjetiva, pero además nadie va a tener la osadía de decirle a una mamá que su bebé es feo. La gente piensa que es amabilidad decirte lo bonito que es o lo grande que está, y así lo expresan. Probablemente nunca sabrás la verdad, tu cerebro no te permite ver la realidad y los demás no son sinceros, por tanto tu bebé es indiscutiblemente el más bonito del mundo. Con eso debería bastar. En algún momento esas madres que presumen de lo que dicen los demás, se encontrarán con otra que hace lo mismo con su precioso bebé de la mano, y que resulta no serlo tanto. Supongo que ese será el momento de bajar a la realidad, aunque apuesto que pensarán «pobrecita, se lo cree todo».

Foto | Flickr-Jon Ovington