Más neuronas en el cerebro de los niños autistas

Más neuronas en el cerebro de los niños autistas

Escrito por: Sacra    12 noviembre 2011     2 minutos

Los niños con autismo tienen el cerebro más pesado y un número de neuronas más elevado que los demás

El autismo infantil sigue siendo uno de esos grandes desconocidos dentro de la ciencia médica y científica. Por eso cada pequeño paso que va surgiendo a raíz de nuevas investigaciones, han de tomarse con la cautela pertinente, sabiendo que nos hallamos caminando sobre un paisaje desconocido.

El autismo se define, básicamente, como un trastorno en el sistema nervioso central y del que se desconocen sus causas, aunque la mayoría tienden a encaminarse por los factores hereditarios. Es entre los 18 y 36 meses cuando se manifiestan los distintos síntomas que van a determinar si nuestro bebé padece esta enfermedad. Por eso saber sus orígenes es básico para tratarlo incluso, antes del nacimiento.

Las últimas investigaciones publicadas en el «Journal of the American Medical Association» y que han sido llevadas a cabo por distintas universidades y servicios médicos de Estados Unidos arrojan una información que podría ser decisiva a la hora de conocer el origen de esta enfermedad. Al parecer los niños con autismo tienen mayor número de neuronas y cerebros más pesados que los otros niños con un desarrollo típico.

Los investigadores se centraron en la corteza prefrontal del cerebro. En ella se albergan funciones tan importantes como la comunicación, la atención, el comportamiento social o el ánimo, funciones que, precisamente, se presentan deficitarias en los niños autistas.

Al hacer un recuento neuronal en esta zona, comprobaron que los niños autistas tenían un 67 por ciento más de neuronas que el resto de niños, además presentaban un cerebro mucho más pesado que los demás. Es por ello que, puesto que el desarrollo neuronal se produce durante la gestación, el nacimiento de células defectuosas puede estar involucrado en la aparición del autismo, así como la muerte celular programada que se produce en el último trimestre del embarazo o durante los primeros días de vida del bebé tras el parto.

Vía | La Razón
Foto | Ojo científico