Los juegos de falda, importantes para la maduración del bebé

Los juegos de falda, importantes para la maduración del bebé

Escrito por: Sacra    15 enero 2011     2 minutos

Los juegos de falda, que a priori pueden resultarnos un tanto esperpénticos, son aquellos con los que el bebé, en sus primeros meses de vida, descubre el mundo ilimitado de las sensaciones, imaginación además de fomentar el contacto directo y lúdico con su entorno familiar. Es por esto que practicarlos juntos de forma habitual suele ser una forma de estimular y potenciar la maduración de nuestro pequeño.

Es cierto que la mayoría de ellos surgen de forma espontánea por parte de los padres que van descubriendo, a la par que el bebé, aquellos gestos en los que el pequeño muestra una reacción más positiva. Pero a lo largo de los años y como un legado que perdurará en la historia emocional de los seres humanos, son muchos los que la tradición sigue conservando: «Cinco lobitos», «Aserrín, aserrán» o «Palmas, palmitas», son algunos de estos juegos que, de forma casi unánime, acompañamos con gestos una letra y música conocida por todos.

Pero, como ya hemos dicho, más allá de la propia diversión, los juegos de falda van a proporcionarle a nuestro bebé una guía perfecta para el desarrollo de nuevas habilidades. Por un lado tenemos la parte musical que le va a hacer estimular su oído, el sentido del ritmo, a la vez que las palabras que constantemente se repiten van a ir formando parte de su primera memoria lingüística.

Importante es también el desarrollo de su memoria, así como la seguridad que le ofrece «adivinar» el siguiente gesto que viene tras una palabra concreta. Tampoco debemos dejar atrás el refuerzo de ciertas habilidades motrices que se verán estimuladas con los movimientos concretos que acompañan la canción.

Pero sin duda el más importante es el vínculo afectivo que se crea entre padres e hijos. Dedicar unos minutos a jugar con ellos, hablarles, cantarles e intentar que sonrían son claves fundamentales para un crecimiento lleno de equilibrio y buena salud emocional.

Vía | El bebé