Falsedades tradicionales sobre el cuidado de nuestro bebé

Falsedades tradicionales sobre el cuidado de nuestro bebé

Escrito por: Sacra    11 abril 2009     2 minutos

Es cierto que hay muchos métodos tradicionales, de aquellos que utilizaban nuestras abuelas, que funcionan a través de los años con total eficacia. Pero también debemos tener en cuenta que hay otros que, por mucho que se empeñen en su conservación, son totalmente falsos y algunos, incluso, peligrosos. Hoy nos hemos propuesto desmontar algunos mitos.

Llorar ensancha los pulmones. Nada más lejos de la realidad. Un bebé siempre llora porque le ocurre algo aunque las causas psíquicas son menos visible que las físicas debemos estar atentos a sus manifestaciones externas. Si lo dejamos llorar no entenderá porque nadie acude en su ayuda.

No deben salir a la calle hasta cumplir los 15 días. El exceso de protección, a menudo, no tiene nada que ver con el sentido común. Es evidente que no vas a exponer a tu pequeño, si es verano, a las horas de más calor o, en invierno, cuando el viento arrasa hasta el asfalto. Tampoco vamos a dejar que tenga contacto directo con una persona que padece una enfermedad infecciosa. El aire libre es salud.

El azúcar quita el hipo. El hipo desaparece por sí solo. Hay niños que lo padecen de forma más continuada por la inmadurez de su sistema neurológico, es un movimiento involuntario y no tiene ninguna importancia.

No cortar las uñas los primeros meses. Algunos bebés ya nacen con unas uñas considerables y, continuamente, se tocan la cara con lo cual se pueden hacer bastante daño. Hay que utilizar una tijera roma y aprovechar que el niño está tranquilo.

Si le salen pronto los dientes, será más inteligente. Los dientes salen cuando les toca y la inteligencia se va adoptando a partir de los estímulos que le ofrezcamos a nuestro bebé y los genes que haya heredado.

Si le rapas el pelo a menudo, se le hará más fuerte. Al nacer, los recién nacidos pierden todo su pelo, que es sustituido por una especie de pelusilla. No tiene ningún sentido cortarles el pelo antes de los seis meses.

Los bebés saben nadar por instinto. Este mito surge de una verdad a medias. Cuando se sumerge en el agua, el bebé deja de respirar pero esto no significa que no se pueda ahogar. Si no se le saca rápidamente, sus pulmones se bloquean llegando al fallecimiento.

Vía | Ser Padres


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