Escuchar mejor que oír

Escuchar mejor que oír

Escrito por: Sacra    11 mayo 2009     2 minutos

Aunque parezca que estamos hablando de lo mismo hay una gran diferencia entre escuchar y oír. Es importante que aprendamos a escuchar con atención y cariño a nuestros niños pues de ello van a depender muchos factores para su posterior desarrollo y su integración en el mundo social que le rodea. Todos, tanto adultos como niños, necesitamos ser escuchados, entendidos y saber que alguien se siente interesado con todo aquello que estamos contando.

Escuchar no es una tarea fácil. Generalmente apenas tenemos tiempo para prestar un cuidado interés, poniendo todos nuestros sentidos en aquello que nuestro pequeño nos está queriendo transmitir. No sólo prestaremos atención a las palabras, también debemos aprender a interpretar sus gestos, sus silencios, su mirada… a toda su persona en sí misma.

Los niños siempre tienen algo que comunicarnos. Quizás a nosotros nos puedan parecer cosas intranscendentes pero para ellos les resultan de lo más importante. Hay que darles su tiempo y no interrumpirles ni adelantarnos a su exposición. La paciencia y el cariño van a ser el mejor aliado para que nuestro pequeño se exprese con la claridad de la que dispone en ese momento de su vida.

Para aquellos niños que son más retraídos y tienen dificultad para la comunicación, lo mejor es invitarle a hablar. Una pregunta directa puede ser un buen comienzo. Además, mediante la atenta escucha por nuestra parte, podemos ayudarle a enriquecer su expresión oral. Sucede que, a menudo, no encuentran la palabra adecuada para describir ese sentimiento o esa emoción, nosotros podemos enseñarle esa palabra si estamos atentos a los mensajes que nos transmite a través de sus gestos.

Debemos mantener un diálogo abierto con él, no vale darle la respuesta inmediata pues eso nos hará colocarnos en un nivel superior totalmente innecesario. Es mucho mejor asentir, preguntar, responder… e ir dándole pistas para que sea él mismo el que encuentre las respuestas o tome sus propias decisiones.

Vía | Con mis hijos
Imágen | María Tabakman